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GUÍA ELEMENTAL DEL TURISTA DEL
INTERIOR PENINSULAR
(La torre cristiana de la Catedral de Teruel)
(La torre cristiana de la Catedral de Teruel)
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La primera cuestión que debe saber un
“turista” que visite Teruel es la naturaleza y origen de la cerámica decorativa
que adorna nuestras torres. Con carácter general hay que señalar que hay dos
grandes tipos de alfarería, la alfarería de “agua” y la “decorativa”. La alfarería de “agua”, en principio, no estaba
vidriada, es decir, tratada al fuego con plomo, por el contrario; se le
permitía al barro “sudar” para mantener el agua fresca. En los poblados prehistóricos
de la Península Ibérica se encuentra gran cantidad de alfarería pues, tras la
aparición del fuego el hombre se preocupó de cubrir una de sus primeras
necesidades, tal es, la de tener agua siempre cerca.
Sin embargo la cerámica vidriada nace
en el seno de las primeras civilizaciones y supone una especialización mayor.
La primera vez que tenemos noticias de este tipo de cerámica es en la cultura
Naqada o Nagada que abarca los tres periodos comprendidos entre los años 4.000
y 3.000 a.C (antes de Cristo). Un segundo periodo de esplendor tiene lugar en
Babilonia en torno al siglo VI a. C. la tercera noticia sobre este tipo de
producciones no llega de China en torno al siglo III a C.
Como pasa con los números que usamos
habitualmente, que son de origen indostaní y fueron traídos por los árabes
hasta occidente, así, sucedió con la cerámica.
La Península Ibérica es conquistada,
velozmente, por los musulmanes entre los años 711 y 720 quedando unos reductos cristianos en el norte
peninsular. Con la instauración del Califato de Córdoba, la península vería su
mayor periodo de esplendor siendo, Córdoba, la ciudad más importante de Europa
occidental (1.500 metros de calles iluminadas por la noche).
Los árabes (Ahora ya musulmanes), que practicaban el
comercio desde la India hasta el Al-Ándalus, mediante caravanas, transferían
los conocimientos y la técnicas. Famosas son en la España de la época las
escuelas filosóficas de las diversas ramas de la ciencia. El centro más
representativo en el Aragón actual era la taifa de Zaragoza.
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UNA TORRE DEL TIEMPO DE LOS
CRISTIANOS
En esencia, las dudas que siempre ha
creado esta torre radican en dos puntos concretos. En primer lugar la datación.
Como se tiene documentación en la que se señala su construcción siendo Juez de
Teruel Juan de Montón en el año 1257, se pensó que era más antigua que la de
San Pedro. Ambas se disputaban la mayor longevidad dado que las dos tienen
elementos de transición del románico al gótico. Por estas dudas se hizo la prueba
de termo- luminiscencia y resultó ser más antigua San Pedro.
Despejada la duda de la edad, otro
tema que siempre ha llamado la atención, principalmente del profesor Torres Balbás,
es el uso de unas piezas de cerámica, por primera vez en España y al parecer de
procedencia bizantina. Llegan aquí y a Daroca lo que da a entender su penetración en
la península Ibérica a través de Italia.
Por último, señalar, el remate
octogonal barroco de la torre.
Así pues, se ha creído conveniente
por parte de algunos estudiosos del arte incluir esta torre como obra mora o
mudéjar en atención a su decoración. Pero si nos atenemos a la obra
arquitectónica en sí, en absoluto es mudéjar.
Durante muchos siglos, viajeros que
llegaban a Teruel calificaban de esta forma a las torres decoradas con cerámica
vidriada: TORRES MORAS. Es evidente que
no tenían ningún criterio técnico y las llamaban así por aquel principio general
que dice que: LO QUE SE DESCONOCE ES OBRA DE TIEMPOS DE LOS MOROS.
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