El Rey de la Corte
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REBELIÓN EN LA GRANJA
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Para los que hemos conocido al cerdo
como animal doméstico, casi, como uno más de la familia y Rey de la Casa instalado cómodamente en su Corte, nos resulta
sorprendente la gran cantidad de legislación que se ha creado para la
reproducción cría y engorde de este animal que produce una carne cuyo consumo está
muy generalizado y es básica para la alimentación humana. La carne de este
animal, en sus dos formatos, fresca o curada en forma de pernil en salazón,
adobo o cualquier otra manipulación, es un producto que trae mucha riqueza a la
provincia de Teruel. Por todos los puntos de la provincia han proliferado las
granjas porcinas de forma exponencial. Sin embargo, no hemos sido en Teruel
pioneros en este moderno tipo de cría y producción de carne a gran escala. En Europa son grandes e
importantes las explotaciones porcinas que encontramos en muchos países. Por todo ello la UE con su parlamento
al frente se han encargado de regular mediante leyes este sector. También, el Parlamento Español y el Gobierno mediante decretos trata de poner orden en una
actividad que al desarrollase con tanto vigor, crea serios problemas sanitarios
y medioambientales. Termina por establecer normas sobre el sector la Comunidad
Autónoma y los Ayuntamientos.
El problema y las preocupaciones
surgen cuando en esta actividad, tan importante, entran en juego poderes
económicos fuertes, capaces de vulnerar las normas establecidas en beneficio
propio. La preocupación es mayor cuando percibes que las normativa ya es
bastante laxa y la permisividad en cuanto a capacidad de las granjas,
distancias y tratamiento de purines deja bastante que desear.
Por todo ello, analizar la
legislación en todos los ámbitos en que se ha producido, estudiar los
diferentes conflictos de competencia, las resoluciones dictadas, hasta por del
Tribunal Constitucional, no es tarea fácil para el ciudadano de a pie. Por
ello, en este maremágnum legislativo relacionado con el “pastoreo” del porcino,
quién gana siempre es “la banca”, entendida ésta, en el sentido de los casinos de juego.
No nos conformaremos, pues, con el
mero hecho de que la granja tenga todos los permisos legales. Más importante
que todo eso es el seguimiento día a día de la explotación y el cumplimiento de
las medidas higiénicas y sanitarias. La adecuada alimentación y hostelaje de
los animales, las vacunaciones y las barreras contra el contagio de
enfermedades epidemiológicas, el vallado, las distancias entre explotaciones y
entre éstas y las poblaciones, las vías de comunicación u otros
establecimientos sensibles. Capitulo muy importante es el tratamiento de
purines, que origina mediante un uso inadecuado la colmatación del suelo, la
filtración y la contaminación de los acuíferos. Hay que tener en cuenta,
también, el duro golpe que suponen las granjas para la actividad recreativa y
turística de una zona, así como el impacto visual.
Por todo ello, porque las granjas de
cerdos ofrecen dos caras opuestas, es por lo que esteremos atentos al tema.
Todo ello, porque Teruel es Tierra de jamones y para tener buenos jamones hay
que empezar por respetar a los cerdos.
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