DON ARTURO Y LA PRIMAVERA
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Una mañana de marzo abrió la
ventana Arturo
pensando si era oportuno, al ver florecer al pruno,
el entonar la Traviata o
rasurarse el velludo.
Después, delante el espejo, practicó fuerte estornudo
hizo gárgaras y muecas pues es actor cojonudo.
Su esposa que de esta guisa, acicalándose al uso,
lo vio podarse las uñas y
talar con el “serrucho”
esos pelos, cual “maderos”, poblándole el bigotucho…
le aconsejó, con gracejo, si no
sería oportuno
calzar las medias de seda y
vestir capa de tuno.
No atendió en esta ocasión estos
consejos obtusos
pensando que un buen bombín pegaría con el pruno.
Luego, el traje modernista, los
guantes de cuero duro
y, esa corbata sellada con
una aguja de a duro,
dejaron como un pincel al bueno de don Arturo.
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Al verse tan elegante con su terno en tono crudo
meditó, si la ocasión, no le haría más maduro
cambiar la pipa “cachimba” por un buen cigarro puro. *
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Tomado de La Magia de Viajar
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Diario de Levante
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