EL PAISAJE
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El paso implacable de los siglos,
el fuego, el hacha, la agricultura, el pastoreo abusivo hicieron desaparecer,
una tras otra, las más importantes de nuestras selvas (…) El paso del tiempo
fue transformando la selva del águila imperial en la estepa de la avutarda.” (Félix Rodríguez de la Fuente)
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Sin duda corren todavía muchos mitos
entre la gente. Uno de los más prodigados y aplaudidos es ese que dice que “antiguamente”
una ardilla era capaz de atravesar la península Ibérica desde Gibraltar a los Pirineos
saltando de rama en rama. Hoy día,
también, sabemos que los “dichos” o las “ocurrencias” deben ser tomados con escaso
crédito y que el pleno conocimiento de las cosas debe venir de los estudios
serios.
Desde luego, los factores que han
influido en la deforestación de gran parte de nuestro territorio aragonés son
muchos y muy importantes. Todos deben ser valorados por los expertos que
dominan las diferentes ramas de la ciencia que intervienen en su estudio.
Hoy día sabemos que el clima no es
constante y que varía con el tiempo. Así, por ejemplo, para nuestro territorio,
desde el siglo X hasta la fecha se han dado tres periodos climáticos:
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Óptimo
Climático Medieval (entre los siglos X y XIV).
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Pequeña
Edad de Hielo (entre los siglos XIV y XIX).
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Y,
finalmente, el periodo que va desde mediados del siglo XIX hasta nuestros días,
caracterizado por un incremento constante de las temperaturas.
Sin embargo, no todo es
achacable al clima. Hay factores humanos muy determinantes. En primer lugar
queremos hacer notar que la propiedad de la tierra y su uso pueden haber influido
también en la deforestación. De todos es sabido que Aragón, a diferencia de Castilla
fue un reino PATRIMONIAL. Es decir que, en principio, la propiedad de todo que
se conquistaba era Real y poco a poco se fue desgajando este patrimonio a
medida que la nobleza se desarrollaba. Pero en Aragón, más importante que la propiedad
de la tierra, y esto se destaca en la foralidad (en nuestro Fuero) era la propiedad de los PASTOS. La concesión
de Alfonso I a los ganaderos de Zaragoza de todos los pastos de Aragón (alera
foral aragonesa) y la creación de una de las instituciones más importantes de
Aragón como fue LA CASA DE GANADEROS, así lo manifiesta. A principios del siglo
XIX tras los Sitios de Zaragoza el gobernador francés, a una de las primeras
instituciones que convoca es a LA CASA DE GANADEROS.
Será a principios del
siglo XX cuando el ahora Instituto Geográfico Español delimite los términos
municipales y los amojone. También, el Catastro, ha hecho una labor encomiable
delimitando propiedades (por ejemplo, en Grecia carece de todos estos trabajos).
El fuego, además del
producido de forma natural, ha intervenido de forma determinante en la
formación de nuestro paisaje. Desde las Guerras y las Cabalgadas en las que se
prendía fuego para hacer huir al enemigo, hasta las quemas para convertir en
suelo en pastos y, finalmente, la confección de carbón vegetal de tanto arraigo
en nuestra cultura popular. Todo el sur de Zaragoza fue esquilmado para las
carboneras (quedan los montes de Herrera de los Navarros o Algairén, por
ejemplo). Todo sucedió así, hasta que apareció el carbón de piedra y se
construyó el ferrocarril Utrillas Zaragoza. Vino más tarde el butano y el gasóleo
con lo cual, la depredación, saltó nuestras fronteras. La mejora de nuestros
bosques, actualmente, aparte de que hay una mejor política de protección y repoblación,
se debe también al cambio de uso de combustible (butano, gas, gasóleo, etc.).
Durante el siglo XIX se
hunde en todo el Sistema Ibérico la llamada “Ruta de la Lana”. Las razones son
varias. Una de ellas son las Guerras Carlistas que cortan la red de
comunicaciones. Otra, es la aparición de materiales alternativos y fibras
artificiales. Hay una larga lista de pueblos con manufacturación textil y,
todavía, se conserva en muchos de ellos, memoria de la fabricación de
determinado artículos textiles. Por ejemplo en Celadas se dedicaban a la
fabricación de medias y “peucos” que vendían en el bajo Aragón a cambio de
aceite. Este factor, la caída del textil, influyó también en el paisaje, pues
al disminuir la renta por pastoreo hubo que dedicar cada vez más tiempo y
espacio a la agricultura. Aparece sincrónicamente la preocupación por el tiempo
(el calendario zaragozano nace coincidiendo con esta crisis). Además, a
mediados del siglo XIX se inicia un nuevo periodo climático que hará que se
rotulen cada vez más monte. Yo he conocido la última roturación de monte de
carrasca en Tortajada (cuando la emigración estaba ya en su cenit).
Bien, pues, en esta zona
entre Blancas y El Pedregal hay un espacio interesantísimo para el estudio de la
deforestación. Cómo la mano del hombre determina un tipo de paisaje u otro. Y,
claro, siendo territorio contiguo llama mucho la atención los enormes encinares
y robledales de El Pedregal (Castilla) con los campos totalmente deforestados
del Jiloca (Aragón). Creo que el estudio comparativo de estos dos modelos
puede darnos buenas enseñanzas.
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