ALBARRACÍN… PASICO A PASICO
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Si visitas esta ciudad turolense,
esta ciudad monumental a la que adornan todos los títulos que el arte
monumental y el turismo puedan otorgar. Tómatelo con calma. No tengas prisa. De
vez en cuando reposa en algún rincón y observa tu entorno. La ciudad es
minimalista y lo mejor de ella está en los detalles. Una cantidad de imágenes acudirán
a tu mente sin apenas esfuerzo. Imágenes que luego evocaras en el lugar de tu residencia.
Yesos, maderos, forjas, llamadores, visillos, empedrados, rótulos, voladizos,
cornisas, almenas, contrafuertes… te servirán de aperitivo para cuando visites
el museo catedralicio y las iglesias, sobre todo la Catedral, obra de Quinto
Pierres Vedel. De arriba abajo o de la Torre de doña Blanca al portal de Teruel
o de Molina, la ciudad te atrapará definitivamente. Te atrapará también, sin
ninguna duda, el sonido del agua pura del Guadalaviar y el color morado de las
petunias, rojo de los geranios, en los balcones de dura y artística forja. Forja que, como
celosía de fuego y yunque, protegen a las damas tras las ventanas, mientas los
mozos con la rondalla, les cantan los Mayos.
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