DON MELÓN ESTÁ DEBAJO DE UN ALMENDRO
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Debajo de un gran almendro muy cuajadico de flor
dormitaba y meditaba el
bueno de don Melón
tratando de descubrir si
existe una explicación
pa que en toda nuestra tierra reine
la despoblación.
Se enteró por los “papeles”, la
radio y televisión,
que cundía en este asunto ¡tamaña
preocupación!
Pues, hasta Europa han llegado las quejas y la clamor
y señalan que, la Troika,
tiene
gran consternación.
Tras rascarse lo tozuelo y ajustarse el chaperón
meditó por un instante si sería la ocasión,
de adelantarse a la Troika y así meterles un “gol”,
una vez ya comprobada esta nueva solución
que con las puercas y ovejas, nos da la inseminación.
Levantado de la sienta pensó, buscar la ocasión,
de tratar con la Menziana y de
ponerla en canción.
Cumplidos ya los ochenta y
padeciendo de ancón,
transitaba la cocina con cara de mal copón.
En esto llegó el esposo y a bocajarro espetó
lo que había elucubrau debajo el almendro en flor.
Mira Menziana, le dijo: he pensao que, lo mejor,
para que el pueblo progrese y no
haya despoblación,
es tratar de inseminarte como a la puerca el Antón.
Estaba en ese momento la Menziana en el fogón:
una sartén en la mano en la otra el atizador.
Nada
más sentir aquello le entró recia la calor
y con ojos como brasas se
dirigió a don Melón.
Muchos años de casados llevamos ahora los dos
pero nunca me esperaba oír
esta sinrazón:
¡¿has perdido la sesera, se te ha roto el corazón?!
tratarme como una puerca… aún, peor que a la de Antón.
Y levantando aquel gancho le
arreó tal pescozón
que cayó redondo al suelo, el bueno de don Melón.
Aquí remata la historia, sin hallar la solución,
para el problema más grave que aqueja a todo Aragón:
don Melón quedó lisiado y
los almendros en flor.
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