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sábado, 21 de enero de 2012

Enero2012/Miscelánea. DEL COMPROMISO DE CASPE A LA NACIÓN ESPAÑOLA

DE LA NACIÓN ESPAÑOLA
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Chusé María Cebrián Muñoz
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EL COMPROMISO DE CASPE
Este año que comienza, el de 2012, conmemoramos en Aragón y España dos acontecimientos excepcionales de nuestra historia. El primero en el tiempo nos dice que hace 600 años, un 24 de junio de 1412, pronunciaron su fallo los 9 compromisarios reunidos en Caspe dando por sucesor, en la Casa de Aragón, a la Casa castellana de los Trastámaras. Tal como establecía la Concordia de Alcañiz, 3 compromisarios representaban a Aragón (Ram, Aranda y Bardaxí), otros tres a Cataluña (Gualbes, Sagarriga y Vallseca) y finalmente tres valencianos (Vicente Ferrer, Bonifacio Ferrer (hermano de Vicente) y Pedro Bertrán). Mallorca quedó sin representación pues así se decidió en la Concordia de Alcañiz. Con este acto jurídico y democrático (en la medida que pueda llamarse así en el siglo XV) tiene continuidad la Corona de Aragón en su estructura territorial y en sus símbolos y poder. El símbolo de la Casa de Aragón (bandera cuatribarrada) sigue presidiendo y nominando los actos del rey en todos sus territorios: reinos, condados y señoríos. El Compromiso de Caspe y la elección de Fernando I de Antequera es el primer paso orientado por Vicente Ferrer y Benedicto XIII (el Papa Luna) para la unión de Castilla y Aragón. El verdadero artífice del Imperio Español vendrá de la mano de un descendiente de esta nueva Casa establecida en Aragón: Fernando II el Católico.  Es de admirar la visión de unidad y la previsión de futuro con la que actuaron tanto el Papa Luna como Vicente Ferrer. El resultado fue el primer imperio mundial. Con el emperador Carlos I se da por primera vez la vuelta al Mundo y se cuenta que Felipe II ante el retrato de Fernando II de Aragón le dice a su hijo las siguientes palabras: “A él se lo debemos todo”. ( El Trastámara, el futuro Fernando I, sólo recibe un voto de Cataluña y por puro interés económico: el acceso al comercio de la lana castellana).
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ
El siglo XIX comienza con negros nubarrones, la invasión napoleónica del reino de España y la consiguiente Guerra de la Independencia es uno. Sin embargo, hay otros elementos que nacen del anterior y que ya animan a un nuevo futuro. Así, el bando (aunque sea apócrifo no le quita valor) de Andrés Torrejón alcalde de Móstoles llamando a la defensa de la Patria es muy significativo. España empieza a definirse como una unidad en su lucha contra el enemigo francés. También y paradójicamente, en España van calando las ideas provenientes de la Revolución Francesa. Tenemos numerosos intelectuales que viven esta dicotomía: son patriotas pero a la vez se les acusa de afrancesados (Lagasca). Con todo, el año en que muere el alcalde de Móstoles tiene lugar un acontecimiento singular, se trata del 19 de marzo de 1812, día en que es proclamada en la ciudad libre de Cádiz la primera Constitución moderna de España. En ese acto el presidente de las  Cortes es turolense  e Isidoro de Antillón y Marzo, diputado. LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LA MONARQUÍA ESPAÑOLA (este es su nombre oficial)  es todavía hoy objeto de estudio detallado y de análisis pormenorizado de todas y cada una de sus partes. Esto es así por que en ella se define por primera vez en España de forma clara, rotunda y “oficial” lo que es una nación. La España actual, dividida y apellidada cada una de sus regiones como nación, nacionalidad, nacionalidad histórica o étnica o etnocultural, sufre una desorientación total sobre el significado real de estos términos tan manoseados como interesados. España sufre, además, por (una) parte de dos de sus regiones la amenaza permanente de segregación o independencia (Cataluña y Provincias Vascas). Cataluña ya proclamó la “República Catalana” en 1931 sin embargo a las Vascongadas no les faltan ganas y esperan una crisis del Estado Español para hacerlo. En estas discusiones andamos los españoles metidos mientras nos acosa una profunda recesión económica de incierto resultado.
Llegados a este punto debemos preguntarnos ¿qué es la nación? y acudir rápidamente al capitulo I de la Constitución de Cádiz. Verá el lector que en ella no se habla ni de tierra, ni de lengua, ni de raza, ni de religión, ni de cualquier otra circunstancia personal o social. Dice textualmente: “ART. I. LA NACIÓN ESPAÑOLA ES LA REUNIÓN DE TODOS LOS ESPAÑOLES DE AMBOS HEMISFERIOS”. Resulta sorprendente tanta sencillez y tanta claridad y es que la esencia de la nación reside en: LA VOLUNTAD. Solamente hay un pegamento capaz de unir a las personas y ese pegamento es la voluntad de vivir juntos, de participar de una idea común, no importa en la parte del mundo en la que te encuentres. Desde este instante, 19 de marzo de 1812, Catalanes Vascos, Cubanos, Mexicanos etc. hicieron propia esta idea, hasta el punto de que las nuevas naciones americanas conservaron  durante mucho tiempo, vigente y como propia, la Constitución de Cádiz aun siendo independiente de España. Por ello decimos que la “Nación” es un concepto, una idea, superior a la de Estado o al deseo de segregación.
Cierto es que si la “voluntad” es la idea básica alguien podría pensar, no sin razón, que del mismo modo que existe la voluntad de unirse, puede existir la voluntad de separarse. De una nación madre pueden surgir otras naciones hijas. Las naciones americanas surgieron de esa forma y hoy constituyen una parte importante del concepto de hispanidad. Pero las naciones americanas lo hicieron por la fuerza de las armas y de la mano de una minoría criolla y no por el concepto fundamental que se expresa el  artículo tercero de nuestra famosa constitución y que dice: “ART.3. LA SOBERANÍA RESIDE ESENCIALMENTE EN LA NACIÓN, Y POR LO MISMO PERTENECE A ESTA EXCLUSIVAMENTE EL DERECHO DE ESTABLECER LAS LEYES FUNDAMENTALES”.  Esto es, la soberanía reside en el pueblo, en este caso el pueblo español y todo el pueblo español en su conjunto. Es decir, que el futuro de España lo tienen que decidir todos los españoles de forma conjunta y soberana mediante sus representantes en las Cortes Generales. Sería posible la segregación de un parte de España sólo si esta opción es votada en Cortes o las Cortes trasladan esta responsabilidad a los ciudadanos mediante REFERENDUM. De otra forma, quitada la guerra (terrorismo), no es posible la independencia.
El día 19 de marzo de 2012 se cumplirán los 200 años  de la Constitución de Cádiz. Desde esta fecha hasta ahora mismo, siempre, todos los grupos españoles segregacionistas han acudido a Cortes. Todos los independentistas españoles han peleado por estar sentados en los escaños del Parlamento Español. Todos sin excepción han peleado por la máxima representación, por tener grupo parlamentario propio en un Parlamento que dicen no ser el suyo y en una nación que, también, dicen no ser la suya.
No se entiende esta vocación por “ser” de algo que se desprecia o no se desea. Puede ser que todo sea una estrategia perfectamente calculada. No lo creo desde el punto en que, en la Nación Española, legalmente, no existe la opción a la segregación. En el caso de cambio de régimen político, esto es, de monarquía a república una constitución es vigente hasta que se aprueba la siguiente y nunca hay vacío de poder. La opción que esperan los independentistas, no es otra que el hundimiento súbito del Estado, esta es la estrategia del terrorismo, pero es muy poco probable que suceda. La estructura política de España es lo suficientemente sólida como para resistir cualquier embate. España ha afrontado parámetros de terrorismo y de corrupción difícilmente superables y estas pruebas nos han hecho más fuertes. Solamente una guerra podría trastocar el statu quo actual. Una guerra exterior es difícil por nuestra condición peninsular y una guerra interior no puede superar la fase del terrorismo.
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miércoles, 11 de enero de 2012