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martes, 14 de marzo de 2017

Marzo2017/Miscelánea. EL TORREÓN DE LAS MONJAS EN CARIÑENA.

LOS CARALLANAS
(Pedro I el Cruel versus Pedro IV el Ceremonioso)
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Corría el año 1362. El ejército de Pedro I el Cruel ataca la villa de Cariñena. “Al rendirse la Villa de Cariñena, sus habitantes son castigados por “El Cruel” debido a su terca resistencia: les son amputadas las narices a todos sus habitantes (así quedó representado en el escudo de la Villa más tarde por Pedro IV).”
Tras la invasión castellana Cariñena decide reforzar la villa. Refuerza la muralla y construye en el centro la hermosa torre que ahora se contempla. A su vez monta un sistema de vigilancia nocturna para no ser sorprendidos. De este servicio de “serenos” dice Juan Antonio Pellicer y Pilares que es pionero en España. Todavía vive el último sereno (Blasco) que tuvo la ciudad de Cariñena.
CASTIGOS MENORES
Los delitos menores cometidos en la Edad Media se castigaban, en muchos casos mediante la mutilación de alguno de sus miembros (pie, mano, oreja, nariz, ojos…). Esto tenía su repercusión entre sus conciudadanos, pues quedaba marcado de por vida. También, en caso de viajar a otra población, el delincuente, al ser visto sin el apéndice era rechazado y segregado de fondas, tabernas o pensiones. En el caso de Cariñena al cortarles (Pedro I el Cruel) a todos sus habitantes la nariz tuvo el efecto de ser rechazados inmediatamente, por ser tenidos como delincuentes. Al llegar a una población no se le daba ni comida, ni aposento. Un castigo añadido que les propinó el rey castellano, Pedro I el Cruel a los ahora llamados, CARALLANAS.
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