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Si pusiéramos, los españoles, el
acento en lo que nos une y no en lo que nos separa, seguramente advertiríamos
lo IGUALES que somos. Sin embargo, tanto la unión o apoyo mutuo, como la
disgregación o separación se hacen, básicamente, por interés de las partes. Sin
mucho esfuerzo, tanto en las creaciones culturales de literatura popular, como
en las contraculturales, como en este caso, encuentras en las más diversas
localidades españolas iguales o parecidas creaciones y caricaturas de las
advocaciones religiosas.
Las grandes ideologías han sido
siempre uniformadoras y, la diversidad aparente, nace cuando la fuerza de la
ideología dominante entra temporalmente en crisis. Así, en los diferentes
pueblos peninsulares se celebran iguales o parecidas fiestas que a los
naturales les parecen singulares por vivirlas en primera persona. Estas coplas,
digamos contraculturales, en las que se pone en duda la verdadera aparición de
la Virgen, pueden recogerse en diferentes lugares peninsulares con la misma estructura en la estrofa. En esencia,
nuestra cultura, la de los españoles, es bastante uniforme en el fondo, aunque
el ropaje de la forma, la lengua, el paisaje o la fecha del festejo sea
diferente.
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