RÉQUIEM POR LAS MINORÍAS
(¡Qué tomen nota los del Matarraña!)
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José Antonio García López publicó, en el año 21 de la era de las
autonomías (1996 de la era cristiana), un léxico de Quesa que hacía tiempo que estaba recogiendo, paciente y minuciosamente. Llevaba muchos años ejerciendo el magisterio en este municipio asentado en el corazón del reyno de Valencia,
concretamente en la llamada Canal de Navarrés. Por el léxico y por las
costumbres, él decía que su habitantes se diferenciaban “del resto de otras Comarcas de la
Comunidad Valenciana”. De sus apreciaciones no ha quedado memoria entre sus
vecinos, únicamente lo impreso ha permanecido en manos de algunos curiosos que
gustan de guardar los “incunables” de finales del siglo XX, es decir, aquellas
propuestas que sabíamos de antemano “perdedoras”. Las autonomías, tomando el
espejo de Cataluña, han actuado de una forma abrasadora con las culturas minoritarias. Pero si el franquismo, que no acabó con esta cultura autóctona, llegó
a tener algún rubor por ser un régimen nacido de un golpe de Estado fallido y
la consecuente guerra civil, estos nuevos poderes taifales, actuaron y actúan con una prepotencia y una osadía extrema. En el tema de las lenguas se
ha parcelado España y se ha hecho en cada una de las “fincas” un monocultivo
intensivo, con el riego “a manta” añadido, de los comisarios políticos al servicio del nuevo poder. Quería José
Antonio García decir con este título, “ASÍ CHARRAMOS”, que en su comarca y en su pueblo tenían unas
peculiaridades lingüísticas propias. Seguramente, 18 años después de la publicación del léxico, estas
peculiaridades estén completamente lapidadas y pasadas por el cedazo de la
normalización lingüística valenciana. José Antonio ha perdido la batalla, no porque no le faltara razón,
si no porque no iba de la mano del poder emergente. Así de sencillo y así de
triste. A este respecto puede leerse lo que en su día escribió el humanista alcañizano, Bernardino Gómez Miedes.
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