Palabras de Ana Bardají
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UNA SERIE DE DESPROPÓSITOS
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Tal es, literalmente, lo que
escribe hoy en la última del Diario de Teruel Ana Bardají. Una columna hecha
desde el desconocimiento (no diremos ignorancia), la crítica fácil a la vez que
marrullera y la mala intención con un pelín de sorna por añadidura. Sin duda,
una persona que ha sido educada bajo alguna ley orgánica socialista y por ello
le afloran eminentes y excelsas carencias que nos muestra sin descaro bajo un
velo de afectada progresía. Colocarte a la izquierda y disparatar venga o no a
cuento contra la derecha, obliga a tus seguidores al aplauso instantáneo a la
vez que irracional, paradojas de los “hijos de la razón”.
Pero vayamos al segundo y
gloriosos párrafo objeto de nuestra crítica. En España, desde la democracia, se
han hecho básicamente tres leyes de educación ( excepto las de carácter transitorio o que no llegaron a aplicarse LOECE (1980), LODE (1985) Y LOCE (2002)): LOGSE (1990) aprobada por el PSOE sin
consenso con el principal partido de la oposición y por tanto alternativa de
gobierno. LOE (2006) aprobada por el PSOE sin consenso con el principal
partido de la oposición y por tanto alternativa de gobierno (repito). Y finalmente
la LOMCE (2013) aprobada por el PP y sin consenso con el PSOE principal partido de
la oposición y por lo tanto alternativa de gobierno (tripito).
En primer lugar, parece que a
nuestra columnista le suena menos "sugerente" LOGSE O LOCE, que LOMCE, tal matiz incuba un plus de perspicaz intelectualidad que se nos escapa al resto de los mortales.
En segundo lugar, dice que la ley
se ha metido con “calzador”. Partimos de un punto en el que el partido del gobierno tiene la mayoría absoluta del Parlamento. Bueno, pues después de la “marea verde” que nació desde el
momento en que se enunció la ley y que ha tratado por todos los medios de que
no se hiciera la reforma. Después de negarse sistemáticamente al diálogo, alterar el orden
normal de las aulas y tratar de impedir el legítimo derecho a legislar por
parte de quien tiene la mayoría parlamentaria y la responsabilidad de cambiar
unas leyes que nos han llevado a los últimos puestos en el famoso Informe Pisa. Después de todo eso..., tiene, la izquierda, su mérito democrático bien ganado. Pásese usted por el Ibáñez Martín, ahora
Vega del Turia, y verá un cartel en el chaflán del edificio, signo antidemocrático
donde los haya. Porque, una vez aprobada la ley, sea ésta buena o mala, la razón democrática
nos dice que hay que aceptarla hasta que sea revocada por otra. Signos todos, “marea”,
uso de espacios públicos con interés partidista, no aceptación de lo aprobado
en sede parlamentaria, que nos indican una falta “preocupante” de talante democrático en los segmentos ideológicos en que usted se mueve.
Tercero, “a pesar de tener todo
el Congreso de los Diputados en contra”. La suma de varias minorías, según su
parecer y exquisito análisis político hace de ellos (de esas minorías) “todo el
Congreso”. A su vez los que son sujeto de la mayoría absoluta, quedan automáticamente
relegados a una posición de prepotencia que impone sus leyes. ¡Curioso análisis!
Y, desde luego, vaya lección de democracia que nos endilga. Bien es verdad que
apostilla eso de que al PP le queda “su partido, se entiende (o no)”. Lo
entendemos perfectamente, pero no lo comprendemos, usted intenta cambiar las
reglas del juego con un artilugio sintáctico, realmente penoso y propio de la
LOGSE/ LOE.
Cuarto, en la democracia la LOMCE
es la tercera ley Orgánica que se aprueba. Todas, eso sí, sin consenso. Ésta podría haberlo tenido, en esta ocasión, de no practicar la izquierda una estrategia
de acoso (prerevolucionario) total sobre el Gobierno. Recordemos que en varias ocasiones se han
firmado pactos dentro de la izquierda de marginación y de no relación con el
PP.
Pacto del Tinell 14/12/03
ANEXO
CRITERIOS SOBRE ACTUACIÓN POLÍTICA
Ningún acuerdo de gobernabilidad con el PP, ni en la Generalitat
ni en el Estado.
Falta mucha madurez en la izquierda
(Bardají, está en esa línea) y esa falta de madurez la hemos tenido que
pagar cara, a parte de pagarla con
nuestro bolsillo, la hemos tenido que pagar con una, más que deficiente,
formación de nuestros alumnos. El resto de la columna sigue en el mismo tono
deplorable y reprobable. Hágase crítica, que es sumamente necesaria, pero con
sentido común. Se lo dice uno que ya enseñaba con la EGB.
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Leyendo la columna de Ana Bardají, muchos emprenderán porque la izquierda no quiere cambiar la ley orgánica socialista que tan penosos resultados nos ha dado. Era una Ley que producía, más ideologización que educación. Yo no prejuzgo a la LOMCE, tras su puesta en práctica y evaluación, debe procederse a la crítica.
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