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martes, 4 de febrero de 2014

Febrero2014/Miscelánea. FOTOS DE FAMILIA (EN LA LATA DE CARNE DE MEMBRILLO)

LA LATA DE LA CARNE DE MEMBRILLO
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En muchas casas todavía tienen guardado, en algún armario o quizás en el granero, la lata de la carne de membrillo con las fotografías de la familia. Son recuerdos de toda una época en la que, la fotografía, se hacía sólo cuando había un acontecimiento importante digno de celebrar y “guardar” para la posteridad. Amontonadas sin ningún orden se apilaban decenas y decenas de instantáneas de los más diversos momentos de la vida de la familia. Claro que, la vida familiar, estaba marcada por el ciclo religioso. La Iglesia católica, a la que todos pertenecíamos sin excepción, marcaba y marca todo el ciclo vital del creyente y practicante. De tal modo que la mayor parte de las fotografías pertenecen a esa circunstancia. Bautismo, primera comunión, confirmación, foto escolar, fiestas patronales, fotografía de familia numerosa, foto del carnet de identidad, servicio militar, boda religiosa… Con la aparición de la fotografía digital y con su incorporación al móvil, la foto ha perdido valor y se “tiran” miles de instantáneas que van a parar a un archivo electrónico, en el mejor de los casos, o se borran por descuido o por otra circunstancia. La religión católica ha marcado los momentos más importantes de nuestra vida y con ellos esos recuerdos que se llevaban a la lata de carne de membrillo porque no había para un álbum ni para otros “lujos”. La “lata” marcaba la distancia entre lo necesario y lo superfluo y era a su vez un buen método de reciclaje. Nada se tiraba y todo volvía a reutilizarse, algo que nos repiten ahora, machaconamente, los ecologistas y que nosotros ya practicábamos cuando ellos todavía no habían nacido. La prueba más evidente: LA LATA DE CARNE DE MEMBRILLO.
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