Calle del Pilar número 3
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Dadme un punto de apoyo y moveré el
mundo
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Dijo Arquímedes. Fue una oración
perfecta. Pero, no menos perfecta que la expresión también suya: ¡Eureka! Y,
efectivamente, para un político actual lo más importante, lo fundamental, es
encontrar la expresión, la frase, la palabra que sea punto de apoyo para “armar”
su discurso. Una vez encontrada esa palabra “mágica”, la repetirá una y mil
veces venga o no a cuento. Y, por el contrario, si no se dice es que ese
político es sospechoso de andar por caminos erráticos y de apacentar en yermos y estepas siderales.
“Franco” es la palabra presente en la
izquierda en estos últimos 44 años. Les fascina y les atrae. Franco es un
referente y, la nueva política, ha estado condicionada por la que se hizo en el
franquismo. Era/es fácil gobernar, consistía/e en hacer todo lo contrario que
se hacía durante la dictadura. Aunque, ¡todo no!, a nadie se le ocurrió quitar
las pagas extraordinarias que puso Franco en los años 1944 y 1945. Como al Cid
Campeador, Sánchez lo ha tenido que sacar de su tumba para ganar (si la gana)
esta batalla electoral.
Pero aparte de Franco y del
franquismo cuya memoria nos hacen presente a diario las fuerzas opositoras al
Régimen hay otras palabras y expresiones que han funcionado bien, por ejemplo: “Poner
en valor”. Si tienes un trasto viejo en un rincón de la casa, lo pules, lo
abrillantas le das barniz y , finalmente, lo colocas en el centro del salón. No
has restaurado el objeto en cuestión sino que, lo has “puesto en valor”. Esta
frase la aplican los políticos a todo tipo de restauraciones o
rehabilitaciones.
Al conjunto de pueblos abandonados de
la España interior se les ha dado el apelativo que está triunfando sobre manera
de “La España vaciada”. Con esta frase repetida mil y una vez, parece que la
España interior ya no da tanta pena y se ha buscado algún tipo de solución: "¡Nada de nada!".
Pero el mayor filón de frases y
palabras “comodín” se encuentra en el tema del medio ambiente natural. “Sostenibilidad”,
“Cambio Climático”, “Transición Energética”… Con esta nomenclatura y
parafernalia da la impresión que, todo esto, son fenómenos nuevos que aparecen
en la sociedad contemporánea. Nada más lejos de la realidad, son problemas muy
viejos y dado que son incapaces de manejarlos con un mínimo de soltura, se les
rebautiza y se les usa en beneficio propio.
Nadie es capaz de revertir la
situación de la España vaciada y nadie es capaz de detener el ritmo del cambio
climático. Pero, los periodistas, micrófono en mano, les piden que den al
ciudadano frustrado alguna frase de esperanza.
Para no hacernos largos y cansados en
el tema, les voy a dejar una frase que dijo un “político” hace más de 2.000
años y que ayudó mucho a la mansedumbre de la gente: “Bienaventurados los
mansos, porque ellos poseerán la tierra”. Y, no me digan, que no tiene vigencia
actual. "Largo me lo fiáis", dijo por lo bajinis un nazorreo.
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Calle La Asunción número 2
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