LA GUERRA CIVIL EN SARRIÓN
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El siglo XIX termina con las guerras
de Cuba (1898). Los españoles (el rey y una élite de empresarios) aprenden que
una guerra de posiciones o de desgaste da buenos dividendos a las empresas
encargadas de la intendencia militar. Desde luego, es muy probable, a tenor de
lo sucedido (Guerra Grande, Guerra Chiquita y Guerra de Independencia), que
Cuba no llegara nunca a ganarle la guerra España. Pero, todo se precipitó con
la entrada en el conflicto de EEUU (1898).
Terminada la guerra de Cuba, España
instala este modelo de guerra de desgaste en Marruecos. Aquí (en Marruecos),
Franco pasa toda su vida militar hasta llegar al generalato. Podemos decir que
Franco era un experto en la guerra de posiciones. A tal efecto, la II República
le plantea la batalla en el terreno que Franco mejor domina. A Teruel llegan
100.000 soldados republicanos a mediados de diciembre de 1937 y se ponen a
hacer trincheras. Unas trincheras que pretenden utilizar la vertiente divisoria
derecha del río Alfambra como soporte básico. Esta línea defensiva, al final, es
destrozada por las tropas franquistas.
Sin embargo los republicanos habían
levantado, en las faldas del Javalambre, en la zona de Sarrión y Albentosa,
importantes fortificaciones. El epicentro de este nudo defensivo fue la Muela
de Sarrión. Aquí, en junio del año 1938 murieron en los combates en torno a los
5.000 soldados de ambos bandos. Aún hubo otro segundo episodio bélico en esta
zona y fue, precisamente, para septiembre de ese mismo año y, con la intención,
de rebajar la presión de Franco sobre el frente del Ebro. En este segundo
episodio se demostró que el ejército de Franco era efectivo, tanto en la
formación de ataque, como en la de trincheras.
En el término municipal de Sarrión murió
el famoso Comandante Aguado que, hasta hace poco, tenía una cruz conmemorativa
en el lugar en que fue herido de muerte.
Ahora, el fantasma de la guerra parece alejado de Sarrión y, su población, muy laboriosa, trabaja por poner en las mesas de medio mundo sus famosas trufas.
Ahora, el fantasma de la guerra parece alejado de Sarrión y, su población, muy laboriosa, trabaja por poner en las mesas de medio mundo sus famosas trufas.
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