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lunes, 13 de enero de 2014

Enero2014/miscelánea. OBJETIVIDAD ( COLABORACIÓN DE PEPE LUZ)

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José Francisco Luz Gómez de Travecedo es/ha sido médico de la UVI de Teruel durante toda su vida profesional. Su jubilación se ha producido sin que la sociedad turolense haya reaccionado al suceso y sin que se le haya dado el merecido homenaje a un extraordinario médico que ha vigilado/cuidado a las personas, sobre todo turolenses,  en sus más críticos momentos vitales con absoluta dedicación, cariño y trato atentísimo.  Pepe Luz ha estado siempre a la altura de las circunstancias, quizás el resto de los turolenses no lo hayamos estado a la hora de reconocer su labor. Pocos médicos salen hoy tan preparados y con una formación humanística tan sólida como la que se ha forjado nuestro doctor y padre atentísimo que ha sabido, también, formar extraordinariamente bien a sus hijos. Pepe Luz ha creado una realidad virtual (Luzlandia) en la que refleja la sociedad ideal que el desea para nosotros y para las próximas generaciones. En este sentido es un adelantado a su tiempo al realizar un escrupuloso análisis de nuestra sociedad actual y ofrecer soluciones a los problemas que padecemos en base a las experiencias pasadas. Aquel que haya seguido sus escritos reconocerá enseguida, por las citas, la cuidada y selecta colección de filósofos y pensadores que ha leído y sobre cuyos asuntos esenciales ha meditado. Ingrato pueblo el que deja marchar a sus mejores hombres sin el merecido reconocimiento. Sin embargo y siempre que nos quede aliento, estaremos aquí para recordarlo y releer sus magníficos textos.
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OBJETIVIDAD

Mi estimado español, señor. Para un luzlandés como yo vuestro Estado me desconcierta.  Un Estado estructurado sobre etnias que hablan en  un lenguaje medieval plagado de alusiones al terruño, a la lengua y al mito. Un lenguaje pretérito apto para la superchería y el engaño. Una babel, en suma.
A nosotros, los luzlandeses, modernos como somos, nos ha interesado desde siempre el tema del lenguaje.  La lengua entendida como un medio de expresión y, por ende, de comunicación.  Como un medio, jamás como un fin.  Por esto,  ha sido una constante preocupación de nuestro país, Luzlandia, el hablar con objetividad. Hablar y proponer cosas visibles para todos. El lenguaje objetivo, racional, ha sido el resultado. Consideramos, no obstante, que la expresión subjetiva tiene su lugar: la filosofía, la creación literaria y la expresión sentimental, la poesía. Naturalmente, con el riesgo siempre de que no nos entendamos. Por poner un ejemplo. En este soneto de Góngora, ¿quien entendería que: “…hebra voladora que la Arabia en sus venas atesora y el rico Tajo en sus arenas cría” equivale a tus rubios cabellos?
La subjetividad en la exposición de ciertos temas es inevitable pero mueve a confusión, se nutre y promueve pasiones y, sobre todo, es herramienta al servicio de los embaucadores y la patraña. Si yo afirmo que la circunferencia es el lugar geométrico de los puntos que equidistan de uno llamado centro, todos me entienden. Todos saben a que figura geométrica me refiero. No hay posibilidad no de confusión ni de camelo. Expongo en un lenguaje objetivo válido para la comprensión general. Es, sin duda, el lenguaje de la verdad ya sea científica o consensuada. Es el lenguaje del hombre moderno, renacentista que, lamentablemente, no abunda. Podríamos decir que en la Edad Moderna desembarcan un puñado de hombres que son lamentablemente, solo eso, una avanzadilla de la Humanidad que se rezaga. Para los demás, el único lenguaje válido es el lenguaje mágico preñado de subjetividad que es lenguaje apto para la mitología y en manos de bribones poderoso útil. El lenguaje objetivo habla a la razón y es lengua de la razón, el otro, habla al sentimiento, a la pasión y es lengua de la emoción. 
Mi estimado español, señor, este nuevo concepto de la lengua como medio al servicio de la verdad y por tanto integrador exige cambios hacia la objetividad incluyente en los otros ámbitos de la concepción humana. Cambios, por caso, en el concepto de Estado.
El Estado moderno es una creación racional concebido por sesudos filósofos: Hobbes, Locke, Montesquieu, Rousseau… Pioneros que se esforzaron por idear un espacio vital apto para todos desde la consideración más objetiva posible. Un Estado caracterizado por la soberanía popular y la separación de poderes. En él, el político era mero mandatario de la voluntad popular. Un Estado apoyado en la igualdad, en la libertad y la fraternidad. Un Estado a la medida del hombre concebido para el hombre, en absoluto para el grupo, la etnia. El Estado, que no es otra cosa que el pueblo dotado de voluntad y fuerza,  asentado en un territorio (que por huir de sentimentalismos al uso evitaré llamar patria) El Estado es necesariamente homogeneizador e integrador y nada sabe de intermediarios cualquiera que sea su denominación, autonomía por ejemplo. Cualquier alternativa a esta consideración se consideró una aberración contraria al pueblo y digna de repulsa. Hoy diríamos que se trataría de una consideración pequeño-burguesa y de derechas, en el concepto jacobino.  Según esto, señor,  ¿aun consideráis que vivís en un Estado integrador, moderno, racional, o en una vulgar imitación?
Jose Fco. Luz Gómez de Travecedo.
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