Benito-pintor acaba de terminar un encargo y se dispone a cobrar por su trabajo a Josep-Lluís Carod-Rovira.
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BANDERAS PARA PEDIR
Un observador imparcial que vea, que a nuestra edad (histórica) todavía
discutimos por banderas, símbolos, pegatinas, estrellas, etc., etc., podría
pensar que no hemos madurado lo suficiente como ciudadanos y que parecemos
niños en un patio de colegio medieval (mi papa tiene un escudo con el señal real de Aragón). Cualquier persona sensata sabe que las banderas
y los escudos no son más que una forma de representación que proviene de la
Edad Media. Hoy día no podemos seguir remitiéndonos a estas cosas y abandonar el
principal objetivo de nuestra sociedad cuál es, el desarrollo económico, social
y cultural de las gentes. Es absurdo hacer una guerra, aunque sea
dialéctica, de las Naranjas, de los Claveles, de las Investiduras… como las que
se hicieron reales a lo largo de la historia. Pero lo cierto es que una bandera o un
símbolo nacionalista esconden unos intereses económicos. Se agitan banderas
cuando se necesita dinero y se repliegan cuando se ha conseguido lo que se
quiere. Llevamos con este vaivén mucho tiempo tanto, que sería estúpido no darnos cuenta. El
nacionalismo catalán aparece y desaparece en función de las coyunturas
económicas (Madrid nos roba). Creo que era el general Espartero quien señaló allá en el siglo XIX:
“Para que España vaya bien, hay que bombardear Barcelona cada 20 años”. También Prim ( natural de Reus) la bombardeó (ver la Jamancia, sublevación de Prim contra Espartero en Miscelánea). Sea cierta
o incierta la cita, literal o aproximada, señala la forma que ha tenido, más que Cataluña, la burguesía barcelonesa de
reclamar la atención de Madrid. Si la “bandera” supusiera inconvenientes nadie la
querría, ahora..., si es para obtener beneficio y ventaja respecto a los demás,
todos se abrazan a ella. Si la bandera fuera para quien la pagara, seguro que se
quedaría huérfana. No la querrían: ni el Rosellón, ni la Cerdaña, ni Cataluña,
ni Aragón, ni Valencia, ni Mallorca. ¡Pedir, he aquí el gran deporte de los españoles! En esto..., ¡qué iguales somos todos!