POEMA A JOSÉ LUIS LEÓN
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DEL ORIGEN MÍTICO
DE ENCINACORBA
DE ENCINACORBA
En torno a una corva
encina
que contra el viento
lanzaba
los gemidos de los
fresnos
por la parvedad del
agua.
Dos celtíberos
guerreros,
en la fe puesta su lanza,
arremetieron feroces
con la fuerza de su
fama
contra temibles romanos
armados con sus
espadas.
Si el viento lleva el
lamento,
los dioses traen la
ganancia.
Si las aguas bajan
rojas,
negra grita la
garganta:
que el ulular de los
bosques
de la Gran Selva no
espanta
a corazones colmados
de valor y de
esperanza.
*
DEL TRABAJO DE LOS SIGLOS
En una tumba de mármol
con negra pez señalaban:
de los guerreros, sus nombres,
de su gloria, las hazañas.
Bajaban sobre aquel valle
desde tan alta Atalaya
coronas de laurel verde,
espuma de nube
blanca.
Sobre dos tablas de encina
pintaron glorias pasadas:
el castillo y sus almenas,
la iglesia con sus guirnaldas;
un Cristo de amor llagado,
y un busto labrado en plata.
Pero en las noches de enero
cuando la luna era nácar
tallaron, buriles de oro,
el trono para una dama.
A los pies piedra de
jaspe,
la hornacina, una enramada
que refleja en mil
espejos
la belleza atesorada.
Es la madre del gran
Dios
en alabastro tallada
cubierta de ricas
telas
y con primor
ataviada.
*
AGRADECIMIENTO
Si en el futuro, algún
siglo,
la memoria despertara
por saber quien fuera aquel
que con mano tan galana
sobre el papiro del
tiempo
alzó tan cabal
estampa.
José Luis León, sabed,
es quien tal ventura alcanza
y a Encinacorba
coloca
en el fiel de la
balanza.
*
BRINDIS
Sobre el fuego centelleante
del tronco de una carrasca,
levanto el vaso de vino
frutal de vieja
garnacha:
¡Por los amigos de
siempre
que dignifican su
casta!
¡Por los bravos
corazones
de estas tierras
tergüelanas!
*