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“¡Cabañero, que se te
ha enfriao el chocolate!”
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El siglo XIX es el de la
formación y consolidación de los Estados modernos. En España, como no podía ser
de otra forma, el proceso fue traumático. Los problemas se amontonaron en forma
de cascada continua. Además de las guerras de independencia que dieron lugar a
los países americanos que hoy conocemos, en el interior peninsular tuvieron
lugar tres guerras civiles conocidas como Guerras Carlistas. La más virulenta fue la primera desarrollada
entre los años 1833-40. En el contesto de esta primera guerra tiene lugar el
asalto a la ciudad de Zaragoza (5 de marzo de 1838) que hoy se conmemora con
una fiesta civil y recreativa, lejos ya de añoranzas y viejas glorias
guerreras. Las Guerras Carlistas fueron contrarrevolucionarias y extendidas
principalmente en el mundo rural. Ni Zaragoza ni siquiera Teruel cayeron nunca
en poder de los contrarrevolucionarios y en verdad que lo intentaron con todas
sus fuerzas. Teruel, tras Cádiz, y según opinión particular, fue una de las
ciudades más liberales de España.
A la altura de principios de
siglo XXI, nuestra historia más próxima no tiene la nitidez de los países
europeos del norte. No se produjo la formación neta y clara de una burguesía
industrial. No penetró el protestantismo y el peso de la Iglesia católica fue
abrumador hasta las desamortizaciones y también en el franquismo. El movimiento
obrero, en una España eminentemente campesina, no se desarrolla con claridad. Sólo
en Barcelona (que no en Cataluña) medra el movimiento obrero. La primera Huelga
¿General? se produce en Barcelona en 1855 y es para evitar la tecnificación del sector textil. Hoy día, si exceptuamos los desfasados movimientos segregacionistas
de algunas regiones y soltado, también, el lastre de la viejas colonias, España
no debería tener más problemas que el de la creación de un futuro económico
fundado en la investigación, la industria y los servicios. La educación y la
sanidad universal, puede ser que necesiten mejoras, pero el camino ya se abrió
hace mucho tiempo.
También, es cierto, puede tenerse la tentación de tomar el camino hacia las dictaduras populistas consecuencia de la marginación que produce en amplios sectores sociales las nuevas tecnologías. Sin embargo, una nación como la española, tan vieja y tan sabia; una nación que llegó a ser el primer imperio mundial, no puede caer en tamaña y simplista solución.
También, es cierto, puede tenerse la tentación de tomar el camino hacia las dictaduras populistas consecuencia de la marginación que produce en amplios sectores sociales las nuevas tecnologías. Sin embargo, una nación como la española, tan vieja y tan sabia; una nación que llegó a ser el primer imperio mundial, no puede caer en tamaña y simplista solución.
Hoy, día 5 de marzo, en paz y
libertad, le cabe al ciudadano y a nuestros políticos en particular, ya
alejados de guerras, la tarea de luchar por la integración de todos los
individuos de la nación española en una sociedad que sea capaz (como mínimo) de cubrir las
necesidades básicas de sus habitantes.
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