MUSEO DEL ZAFRÁN
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Es de obligada visita. El cultivo
del zafrán/azafrán ha sido una tradición centenaria en este valle y adyacentes.
El recuerdo imborrable que dejó en el paisanaje no se ha borrado todavía y, aún,
da muestras de querer revivir épocas pasadas. Aunque sólo fuera por lo que ha
significado en la historia y en la vida del valle, el zafrán debería ser un
cultivo permanentemente apoyado por las administraciones para su pervivencia y estar asociado al museo para una visión conjunta y total del proceso de obtención de
este extraordinario colorante. No estamos en los mejores momentos de su
cultivo, pero como quiera que sea, apoyamos su rescate decididamente. El museo propiamente
dicho, ocupa la última planta de un caserón renacentista situada en plena plaza
mayor de la villa. De fácil y grata visita la recomendamos vivamente. También podrá disfrutar, el visitante curioso, de un folleto con el léxico completo del cultivo de este producto (lo ponemos al final). Recomendamos, así mismo, la
asistencia a las "Jornadas" que sobre este producto se celebran año tras año aquí,
y también, en el vecino pueblo de Blancas. Los folletos de convocatoria los
publicamos todos los años en este blog.
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EN EL "CHISPA" QUE VA Y VIENE
Bajo el sol naciente e incierto, sobre un azul violáceo de
campos de azafrán, iban cantando. Llevaban cestas y delantales, miradas de
dicha en el esfuerzo y cierto sabor de inconfundible juventud femenina entre aragonesa
y castellana.
Poco después, la niebla jugaba por el camino de la estación…
Y se oían, alegres, emotivas, las voces de los que habían ido cantando.
- Bah, poco, poco…
- Si miá, cualquiera sabe lo qu´es pior.
- Hombre, pior que no haiga…
- ¡U no! A lo mejor se vende más caro y te lo excusas en
gastos.
- Deja, deja, qu´el azafranico tiene lo suyo y viene mu bien
pa todo…
- Claro, pero eso depende de cómo lo paguen…
- Con el cesto sobre el suelo, al paso del “Chispa”,
desbriznadotas y viajeros izaban saludos y pañuelos, entre gritos de femenino
entusiasmo.
- No, que paice…
- Que paice, que paice, qu´es.
- Si va el tiempo malo, claro, pero si no. Este año poco
frío se pasa.
- Este no, aunque hubiá hecho, porque total pa lo que hay.
- ¡Si paice que no se ven esbrinadoras..!
- ¿Pa qué?
- Hombre, que otros años venía media Castilla y de Alfambra
y de la Sierra y de todos laus.
- Y este año tamién…
- Pero menos…
- Claro, pa lo que ha dau…
- No señora, no, es que tengo el chiquillo en el estetuto y
vuy pa llevale cuatro cosas…
- Como pasa el tiempo…
- Ya lo creo, ellos p´arriba y nusotros p´abajo.
- ¿Le gustan los libros…?
- Pues paice que va… si sigue así, paice que tiene afición.
- Pues más vale.
- Ah claro, claro… su padre bien le sermonió: “pa tú es… y
si no, con cuatro ovejas y pastor”…
- Si valen, no hay como los estudios.
- ¡¡ Pero es menester tanto… !!
- ¡Y que aprueben!
- Eso, eso, que luego
hacen falta influencias y bien gordas.
- Yo creo que estudiando…
- ¿No ve qu´exigen pa todo tanto?
- Pero la gente es de otro treslau.
- Eso sí, y la juventú más.
- Más… más…
- Los tiempos…
- Sí, que cambean.