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domingo, 19 de octubre de 2014

Octubre2014/Miscelánea.LOS GACHEROS LLEGAN AL "COMEDERO" DE ORIHUELA DEL TREMEDAL

UNOS MINUTOS ANTES ERA DE DÍA EN ORIHUELA DEL TREMEDAL
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Unos minutos antes era de día en Orihuela del Tremedal. Las mujeres hacían la limpieza de las casas y espolsaban las alfombras por la ventana. Los hombres estaban por las serrerías tronzando pinos, y varios cientos de forasteros andaban por los montes buscando setas. Los niños en la escuela recitaban de memoria las tablas de multiplicar mientras  que por el barrio de Santa Lucía, el barrendero, limpiaba la calle con su escobón.
De repente se sintió un ruido sordo y lejano. Los tinteros de los escolares empezaron a temblar y la tinta, demasiado aguada por falta de presupuesto, hacía olitas en los dos recipientes de la escribanía del maestro, don Francisco. Los motores de las sierras mecánicas cesaron. Apagaron los extractores de humos, los motores de los coches y de las motos cesaron. Creció el ruido y se hizo estremecedor.
Los niños salieron corriendo de las aulas y posados sobre el puente que atraviesa el río Gallo señalaron inequívocamente con el dedo: ¡por allí, por allí!... ¡vienen de Pozondón!
En pocos minutos las madres recogieron a los niños y los llevaron a sus casas. Cerraron puertas, ventanas, apagaron el fuego en el que se cocía la comida y escucharon como aquel ruido sordo pasaba por sus tejados dejando la oscuridad más siniestra en todo el lugar. Los bares cerraron. Las tiendas bajaron las persianas. El secretario del Ayuntamiento telefoneó a la Benemérita. Desde Bronchales mandaron guasaps dando cuenta del paso de una enorme nube oscura y opaca que dejaba a su paso una extensa oscuridad.
Poco a poco, fueron posándose con suavidad junto al peirón que hay camino de Orea, mientras,  la luz volvía a la villa. Los niños, los padres y los forasteros, volvieron a la escuela unos, y a sus quehaceres otros. En tanto, los ULTRALIGEROS, comenzaron a cebarse en el comedero de SANTA LUCÍA.
Ayunaban durante todo un mes y colmada su abstinencia, con la andorga vacía, eran capaces de realizar prodigiosos vuelos que atravesaban toda la provincia. Conocían todos los cebaderos y sobre ellos se dejaban caer cada mes con una ferocidad infinita.
Una vez saciado su apetito fueron incapaces de tomar vuelo. Para ello fue preciso subir hasta Caimodorro y desde esa altura, lanzarse en cuerpo y espíritu sobre los ríos de piedra y sobre los tremedales. Planearon, luego, sobre la ermita de los Santos de la Piedra para tomar definitivamente dirección al valle del Jiloca, desde lo alto de San Ginés.
El día y la tranquilidad volvió a la villa del Gallo dejando un recuerdo mistérico entre las gentes del lugar que ocasionó, con el tiempo, la aparición de extrañas e insólitas leyendas.  
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Los Gacheros llevan siempre, a modo de amuleto contra las indigestiones, la pierna incorrupta de San Marcial (obispo).
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Tricornio gachero.
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