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Para 1901 ya estaban tendidas las
vías del ferrocarril Central de Aragón (Calatayud-Sagunto). En conde de la
Florida donó a la ciudad las huertas de la vega donde ahora sigue la Estación y
la era de vías. Con ello se ahorraba en la construcción de viaductos y se optaba
por el trazado menos problemático. Pero, al bajar el ferrocarril a la vega del
Turia ocasionaba, luego, que la subida al Puerto del Escandón (1.240 metros de
altitud) tuviera un sobrecoste en el transporte de mercancías. Este sobrecoste
(al parecer) se tradujo en el incremento de un (1) céntimo por tonelada de
mineral transportado. A la hora de que don Ramón de la Sota (vasco) firmara el
contrato de transporte del mineral de hierro de las minas de Ojos Negros, se
echó para atrás, y decidió construir su propio ferrocarril. Así nace el Ferrocarril Minero de la Compañía Minera de
Sierra Menera. Estuvo en
funcionamiento entre 1907 y 1972 y yo nací, precisamente, en este ferrocarril, concretamente
en la estación ferroviaria de Almohaja.
Para finales de los años 50 y los
60 del siglo pasado, la Estación de Los Baños estaba en pleno apogeo. Era un
micromundo cuyo contraste con la vida agrícola y pastoril (agropecuaria) de su entorno era
manifiesto. Todo aquí tenía su razón de ser y su utilidad. A todo le poníamos
nombre: estación, balsa, cocherones, muelle, vías, casas de los empleados,
horno, transformador, agujas, garita, cisterna, escuelas, carbonilla, vapor…
Pero, la razón de ser de esta estación radicaba en la permanencia de, al menos,
dos máquinas Garraf para subir el mineral al Puerto Escandón. Mi padre (Jefe de Estación en Cella) llamaba a
los convoyes de tren que bajaban cargados desde Ojos Negros, con el nombre del
número de vagones que llevaba. Llega un
veintiocho (28), decía, para señalar que el tren llevaba ese numero de
vagones. Generalmente entre 28 y 32 era la composición normal. Una vez el tren
en la Estación de Los Baños, se descomponía el convoy y, por medio de las máquinas
Garraf (una delante y otra detrás),
subían los vagones hasta el Puerto Escandón. Esta es la función básica de esta
estación que ahora permanece cerrada y descompuesta. Los tiempos han cambiado y
ahora este ferrocarril es una vía verde. Aliviado el ambiente de carbonilla, de
humo y de ese polvo de mineral rojo que todo lo impregnaba, la zona ofrece magníficas
vistas y paseos muy interesante con un entorno lleno de curiosidades y paisajes
inusitados.
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