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Historia de la
Hermandad
Para ahondar en la historia de esta cofradía
turolense, de túnica y capuchón morado con cíngulo amarillo y medalla con la
efigie de Jesús Nazareno, hay que retrotraerse a la época del rey Jaime I el
Conquistador (1213-1276). Esto no significa que ya existiera como tal cofradía,
pero sí existen indicios documentales que vienen a dar muestra de una devoción
existente en la, entonces todavía, villa de Teruel.
Jesús Nazareno El año 1218, en Barcelona, Jaime I autoriza,
a San Raimundo de Peñafort y a San Pedro Nolasco, la creación de la Orden de
los Mercedarios. Les indica pueden extenderse por lugares importantes de la
Corona de Aragón con el fin de redimir cautivos, ocuparse de los enfermos y
menesterosos, a la vez que defender la fe católica. Teruel, en aquellos
instantes en la frontera con el Islam y en plena Reconquista, es área clave para
que se puedan realizar estas misiones. Los mercedarios construyen, en el límite
del Arrabal turolense, el Monasterio de la Bienaventurada Virgen María, -nombre
con que se documenta en el siglo XIV- sobre cuya traza en el siglo XVI se
levantará la primitiva iglesia de la Merced.
Si seguimos al
P. Faci, en su obra de 1739, Aragón, Reino de Cristo y Dote de María Santísima,
se documenta la existencia de una Imagen en la Iglesia de la Merced de Teruel,
llamada vulgarmente el Santo Paso, y “es una imagen que lleva la Cruz a
cuestas, de estatura perfectísima, su rostro devotísimo y convida a todos a que
le ayuden a llevar tan pesada carga”. En dicha obra se inserta una tradición
por la que Jaime I de Aragón regaló la imagen del Santo Paso, a quien se
dirigió un bandido huyendo de la Justicia que le perseguía. Vino a Teruel, a
casa del clérigo racionero Gabriel Martínez, quien le llevó ante la presencia
del Santo Paso. Éste habló palabras de Vida Eterna, despertando en él el
arrepentimiento y la consiguiente penitencia.
De la época del Renacimiento y del
Barroco, amparados en las severas normativas contrarreformistas del Concilio de
Trento, que animan y excitan los impulsos más profundos de religiosidad
pública, no tenemos noticias documentadas de la vida de esta cofradía. Sí
podemos suponer que su espíritu y su imagen andarían en las procesiones que
invaden las calles como antítesis y efectismo dramático ante la fría severidad
de las ideas luteranas, pues se conoce el hecho que las procesiones salían
desde la iglesia de la Santísima Trinidad, en la hoy plaza del Seminario y
desde la Iglesia de la Merced.
Los decretos reformistas de año 1770 del
Conde de Aranda frenaron el crecimiento de hermandades y cofradías, siendo
algunas abolidas por la creencia ideológica-política del Gobierno de que el
culto, procesiones y veneración religiosa generaban exagerados gastos que
ocasionaban una rémora para el desarrollo industrial de España.Jesus Nazarenos
En Teruel la
Guerra de la Independencia supuso la suspensión de las procesiones de Semana
Santa y, cuando se reanudan en 1814, los desfiles se inician en la Iglesia del
Prior del Capítulo General de Racioneros, sustituyendo a las Iglesias de la
Santísima Trinidad y de la Merced, deterioradas por la Guerra.
No todos los años del siglo XIX se pueden
celebrar procesiones: la Revolución burguesa con la obligatoria secularización
de religiosos y sus cíclicas desamortizaciones, las tendencias anticlericales
de los gobiernos liberales y la Ia República aletargan la vida de las
cofradías. En 1877 y el fin del siglo, con la Restauración Borbónica, llega un
resurgimiento de la vida procesional de la Semana Santa.
Virgen del RosarioEn Teruel se viven unos años
de esplendor religioso. Las citas periodísticas de la prensa local (El
Turolense, del 25 de marzo de 1877 y del 14 de abril de 1889; El Ferrocarril
del 24 de abril de 1886; El Eco de Teruel del 3 de abril de 1887; El Heraldo de
Teruel del 17 de abril de 1887 y del Martes de Pascua de 1888; El Correo de
Teruel de Marzo de 1888; El Diario de Teruel de 1 de abril de 1904) se hacen
eco de esa vivacidad religiosa con la participación de piquetes de la Guardia
Civil a caballo y el Ayuntamiento bajo mazas e, incluso, el año 1904 un piquete
de Infantería.
Esas noticias periodísticas refieren,
incluso, el orden de colocación en los desfiles de las hermandades: LaSangre de
Cristo y de la Virgen de la Villa Vieja, la del Huerto, la de la Columna, la de
Jesús Nazareno o del Santo Paso de la Merced junto con una imagen del Cristo de
la misma iglesia de la Merced, la del Sepulcro y la de la Soledad, que saliendo
de la iglesia del Prior, desde 1896, acuden a la Plaza del Mercado (Plaza del
Torico), siguen por el Tozal, calle Rubio, Plaza de la Libertad (Plaza de la
Marquesa), Calle de Francisco Piquer, Calle del 3 de Julio (22 de Febrero),
Plaza de Pérez Prado (Plaza del Seminario), calle de los Amantes, Plaza del
Mercado, y de allí hacia la iglesia de salida, el Salvador o San Pedro,
básicamente, de donde procederán la mayoría de Priores del Capítulo General de
Racioneros.
La IIª República corta ese brote del
hecho religioso Pasional, quizá considerado por sus dirigentes como un ancestro
distorsionante de la realidad coetánea hispana y se prohíben desde los
Gobiernos Civiles los actos procesionales.Encuentro de Jesús Nazarenos y la
Virgen de la Soledad
La imagen del Santo Paso, junto con otras de
la iglesia de la Merced, durante la Guerra Civil, fueron trasladadas a la
Iglesia de San Miguel para evitar su destrucción, pero serían quemadas en dicha
contienda.
Tras la Guerra Civil y a mitad de la
década de los años 40, se reorganizan la mayoría de las Cofradías del pasado
histórico, abandonando totalmente el espectro gremial, las que todavía conservasen
algún resabio de ese corte. Se fundan otras, presididas por el fin único de las
procesiones de Semana Santa, y cualquier población de España se esfuerza en la
celebración de unos desfiles procesionales que, bajo el auspicio del sustrato
de vivencias pasionarias, exponen el colorido de los hábitos, el manejo del
tambor, el chirrido de las cornetas para seguir cultivando las raíces y los
fervores religiosos populares, esencia de vida para unos o mitos para otros y
cuyos ritos, cuanto más complejos sean, mayor atractivo supondrán.
PenitenteEs en el año 1943 cuando vuelve a
organizarse la cofradía de Jesús Nazareno, con el apoyo del franciscano, padre
Camilo, encargando la realización de un paso procesional. Desde 1943 hasta 1955
realiza, el Domingo de Ramos, la procesión del Encuentro entre la Cofradía de
la Soledad y la Hermandad de Jesús Nazareno, subiendo al Calvario donde se reza
el Vía Crucis, tras realizar el Encuentro en la Plaza del Torico, con la
dirección y orientación religiosa de la Venerable Orden Tercera de San
Francisco, desde cuyo convento se inicia el recorrido. Las décadas posteriores
hasta los noventa se realizará, en esa tarde conmemorativa de la entrada
triunfal de Jesús en Jerusalén, solamente el Vía Crucis, dirigido por los
padres franciscanos.
En el año 1996 se recupera la tradición
del Encuentro, realizándose éste al final de la calle del Carrel, bajo el
“Arquillo” sobre el que pasa el Acueducto de Teruel, en la base de las primeras
escaleras que llevan al Calvario y Cementerio.Virgen del Rosario
El Martes Santo, tras los años de su
reorganización, desfila desde la Iglesia de San Miguel y en nuestros días desde
la Merced, participando en las procesiones generales del Jueves y Viernes
Santos, en las que, sus más de cuatrocientos cofrades portando hachones con
fuego al exterior, proporcionan imágenes recurrentes para el entendido en el
arte fotográfico, merced al contraste entre las llamas y el morado del hábito y
capucha penitencial.
Desde el año 2000 completan sus desfiles el
Miércoles Santo con la Procesión del Silencio, precedida del acto de las Tres
Peticiones en la Plaza del Seminario, pudiendo introducir el creyente, en una
urna preparada al efecto, tres peticiones. Dicha urna se deposita en la peana y
al finalizar la procesión se incineran todas las peticiones. La procesión
totalmente penitencial, en absoluto y respetuoso silencio, recorre el entorno
de unas calles angostas y estrechas que se asemejan a los momentos que Jesús
Nazareno sufrió en su camino al Calvario. Son las calles de San Martín, San
Miguel, Plaza de la Marquesa, Francisco Piquer, Tribuna, Francés de Aranda,
Plaza de la Catedral, Temprado y San Martín de nuevo, para terminar en la Plaza
del Seminario.
Jesús NazarenoHoy lleva la Cofradía el sobrenombre
de María Santísima del Rosario, pero ya en el año 1953, al crear la sección de
Damas, se designa como copatrona de la Cofradía, dando culto, en aquellos días,
a la imagen que donó la familia de don José Maicas. La nueva imagen de la
Virgen del Rosario procesiona desde el año 2000 portada exclusivamente por
mujeres.
La realidad histórica de esta advocación en
Teruel viene del 27 de abril de 1491. El Administrador General del Arzobispado
de Zaragoza, D. Pedro de Lécera, decreta el poder venerar a la Virgen del
Rosario, creando una Cofradía en la Colegiata de Santa María, para impulsar el
rezo individual y familiar del Santo Rosario. Se otorga poder ganar privilegios
e indulgencias a los que lo practiquen en privado y lo difundan en público. En el
siglo XVI, según documenta Manuel García Miralles, en su obra La Orden de
Predicadores, pasa a la Iglesia de San Pedro, tutelada por dicha Orden
religiosa, con Imagen y estandarte, manteniendo públicas disputas y discusiones
con el Capítulo General de Racioneros para poder llevar la sede al Convento de
Predicadores, pues aquellos predicaban que sólo se ganaba indulgencia en su
parroquia.
Para terminar estos apuntes históricos, qué
mejor broche que el himno de la Cofradía:
Padre Nuestro
Jesús Nazareno
Rey eterno de
amor y paz
reina siempre en
tus fieles cofrades
y del mundo,
Señor ten piedad.
Al llegar hoy a
tus plantas,
te adoramos
reverentes,
suplicándote
fervientes,
que guarde el
mundo tu ley.
Nosotros, Jesús
amado,
mientras la
tierra pisemos,
esclavos tuyos
seremos
Y tú, Señor,
nuestro Rey.
Tomado de:
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