Siglo XVII
Situada en el Madrid de los Austrias, La Posada del Peine, es un establecimiento muy famoso por su antigüedad, también, por la cantidad de cuentos y leyendas que sobre él han circulado. Se llama así, al parecer, porque en su origen tenía en cada habitación un peine atado para que no se lo levaran los clientes. Nace como tal a principios del siglo XVII (1620). Lo cita Benito Pérez Galdós en su novela Fortunata y Jacinta: No sé lo que se figura este heliogábalo... cree que mi casa es la posada
del Peine. Después que él me come un codo, trae a su compinche para que me coma
el otro. Y por las trazas, debe tener buen diente y un estómago como las
galerías del Depósito de aguas... ¡Ay, Dios mío!, ¡qué egoístas son estos
curas...! Lo que yo debía hacer era ponerle la cuentecita, y entonces... ¡ah!,
entonces sí que no se volvía a descolgar con invitados, porque es Alejandro en
puño y no le gusta ser rumboso sino con dinero ajeno.
Benito Pérez Galdós en Fortunata y Jacinta. Parte segunda, capítulo V.2
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Siglo XVI
No menos famosa que la del Peine es la Fonda del Tozal de Teruel. Más antigua que la de Madrid pues, la de Teruel, tiene una continuidad ininterrumpida desde el siglo XVI. Por ello está considerada la más veterana de España. De la Fonda del Tozal hemos hablado más de una vez en este blog. Si la traemos aquí es para hacer constar que en algo le ganamos a Madrid. Por eso, la del Tozal, es todo un símbolo para Teruel.
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