HACIA LA SATURACIÓN DEL VALLE DEL
JILOCA
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Saturar .- Añadir una sustancia (purines) a un disolvente (agua) hasta
que este no admita mayor concentración de ella.
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“Navegando” por el valle del Jiloca,
uno tiene la impresión del marinero de la canción: “De babor, de babor a
estribor/de estribor a babor/de proa a popa.” Pero aquí no se trata de agua,
sino de granjas de cerdos. El valle se ha llenado en poco tiempo de un sinfín
de granjas repartidas por toda su extensión y lo que antes era un valle amable, ahora, es un valle de purines. Tal es así que el viajero que para en un área de
servicio de la autovía puede comprobar que, el aire, ya está contaminado. Hay
zonas en las que el olor a purines se hace insoportable. Concretamente en área de
servicio de Caminreal el hedor es insufrible. Los dos siguientes elementos de
saturación son: el agua y la tierra. En un valle tan estacional con periodos de sequía tan notorios no es aventurado pensar en analizar la calidad del agua. Por
otra parte, los purines se vierten directamente en los campos y estos, los
campos, también llegan a su saturación. Es pues preciso poner coto a la
expansión de las granjas. Entre otras razones para no acabara con el negocio
del engorde de cerdos. Un territorio debe estar bien SECTORIZADO y el Jiloca no
parece que lo esté. Aquí, con la escusa de la despoblación y el paro, parece
que deba admitirse todo. Que todo el valle sea un campo abierto a los mayores
desmanes, y eso, NO.