CON LA TRADICIONAL GANCHADA DA COMIENZO A LA COMIDA
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Acaba el mes de febrero con los
Gacheros sentados a la mesa del restaurante El Botero en Monreal del Campo. El
ágape da comienzo casi siempre, (en esta ocasión no hubo por falta de tiempo)
con el vermú de garrafa y la tradicional Ganchada. Aujerelio, el Comendatore, suele
pasar lista de reojo, controlar a los que salen a fumar y tener a tiro a los conspiradores
que, entre bambalinas, traman o esbozan, argumentos, reclamos, sospechas y
pistas sobre crímenes famosos en la provincia de Teruel. Él es, también, el
encargado de avisar el jefe de sala para que comience el ágape.
Luego, y en esta ocasión de forma muy
especial, advirtió muy seriamente a los Gacheros, temiéndose lo peor:
"Hola, mis buenos Gacheros
de mi alcurnia y mi blasón,
mirad, como bien nacidos,
de mi sangre y casa en pro.
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«Esta Hermandad se defienda,
que no ha de entrar ¡vive Dios!
en ella, quien no estuviere
más limpio que lo está el Sol."
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Pero, por desgracia, la víbora ya
había penetrado sin ser reconocida en el seno de tan magna y filantrópica
Hermandad. A partir de ese momento, no sólo estaba en peligro el puesto de
Comendatore, sino que incluso la vida de
los Gacheros corría peligro. Poco después, la tarde se haría espesa sobre el
alto Jiloca y la angustia y la zozobra agotaría el último ápice de autoestima
entre la mayoría de los Gacheros.
El tañer de campanas, las sirenas de
la Meretérica, las viejas atisbando tras las cortinas y un olor espeso y dulce
a ozono, terminaron por confirmar lo que ya se esperaba como cierto.
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Tradicional GANCHADA con la que dan comienzo, los GACHEROS la comida de hermandad.
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¡Por un plato de judías!
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Hay un Gachero que ha cambiado de menú. En este instante se pone en el punto de mira.
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¿Ajenos o disimulando?
Todos son sospechosos.
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