Así fue el beso
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SÁLVAME DE LUXE SIGLO XIII
¡Por favooooor!
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Corría el año de nuestro Señor Jesucristo
de 1217 y, a la villa de Teruel, acababa de concederle el rey mercado los
jueves. Aquel jueves, pasadas La Bodas de Isabel de Segura y Pedro de Azagra,
el mercado era un hervidero de gente y, en los roldes en los que las alcagüetas
llevaban la voz cantante, el tema central, como no podía ser de otra manera, era
el famoso beso entre don Pedro y doña Isabel. El tió Matamoros, apuntó al
correcher, sólo ha sido un piquito, ¡vamos! una cosa de nada. ¡Qué descarada! sentenció
la alpargatera de la plaza del Mercado…. “a tornillo y bien a tornillo” delante
de toda la villa… ¡¿es qué ya no hay vergüenza?! No hay vergüenza ni moralidad,
agregó el tió Chafacarros, de seguir así no sé dónde vamos a ir a parar. La
Casera del racionero de San Pedro apostilló, en ese preciso instante, que a Isabel
se le prohibiría la entrada al templo. Los comentarios y críticas iban subiendo
de tono y, al barrunto del bullicio que allí se creó, acudieron en masa, como
moscas a la miel, un camatón de gentes sin otra faena mejor que hacer. Por un
lado los que en vez de hacer muralla o sacar la corte de los gorrinos preferían
chafardiar eran: los Pitraques, Petacas, Gilicos, Cagarrutos, Corbalanes,
Chavitos, Zurrapos, Chichochines Hurones, Cebollinos… Por el otro, las mujeres, más afines a
hacer las compras que los maridos, atestaban con su presencia y sus gritos los
grupos que discutían sobre el beso. Miá la muy puerca… decía la Capitana y al
oír esta expresión saltaron a rebatirla: la Caruja, la Perola, la Malfarasa y la
Chacona. Pero, no acabó aquí la cosa, pues encendida la mecha del debate
hombres y mujeres llegaron a las manos. Unos a favor del don Pedro, otros de
doña Isabel. Finalmente tuvo que Intervenir la guardia del Concejo con su capitán,
el tió Caracol, para llevarse detenidos a la mitad del mercado, hasta las cárceles de
la villa sitas en la calle de la Pescatería. No fue sin embargo ésta, la
solución pues las disputas sobre el beso seguían en las mazmorras. Llegado el
asunto a manos del Juez de Teruel, decidió, que lo mejor sería soltarlos a todos
antes de que se mutilaran en la cárcel del Concejo y hubiera que aplicarles el
Juicio de Dios... ¡Qué Dios no quiera!
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HUMOR MISCELÁNEO PARA
EL LECTOR CONTEMPORÁNEO
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Perdida en un cajón encontramos, por casualidad, esta otra fotografía de la "parejita". Este inesperado hallazgo ha dado lugar a que se reavive la polémica. El mercado de los jueves, ¡está que arde!
¡Por favoooor"
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