EN DEFENSA DE LA BANDERA ESPAÑOLA
(El uso de la bandera bicolor durante el franquismo ha hecho gran daño a este símbolo identitario pero, la Historia de España, no puede únicamente reducirse / referenciarse a este episodio, sería un error.)
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Los colores rojo y amarillo fueron
utilizados, primero, por los romanos durante su Imperio en forma de cintas que adornaban las lanzas en ceremonias militares. Luego fue
el Papado, como “heredero” del Imperio, quien hizo de ellas su señal. Pero es en
la Baja Edad Media (siglos XI-XV), cuando aparece la heráldica de una manera
formal, el tiempo en el que aparecen los colores en la
monarquía aragonesa. Los escudos, marcas o señales, son símbolo de vasallaje feudal.
El rey de aragonés se hace vasallo de Roma y toma los colores del Papado.
Posteriormente, estos colores los extiende el rey de Aragón por el Mediterráneo
(“todos los peces del Mediterráneo llevaban marcadas las barras del rey de Aragón), como señal de dominio
y de diferenciación necesaria.
Desaparecidos, suprimidos o derogados
los reinos españoles con Felipe V de Borbón, se impone la necesidad de
identificar nuestra Armada frente al exterior. Por esa razón en el primer lugar
en que aparecen los colores rojo y amarillo en el nuevo Estado es en la Armada.
Carlos III, buen conocedor del Mediterráneo y, rey de Nápoles y Sicilia antes de serlo de
España, se pone manos a la obra. Establece (es monarca absoluto) que toda la Armada española lleve como símbolo de distinción (pabellón) una bandera bicolor
a imagen y semejanza de la que levaba la flota del rey de Aragón. Es,
pues, en esta la ocasión, la primera en que España tiene un símbolo común
siquiera sea únicamente en la Armada. Todo esto se entenderá mejor si
comprendemos como llegó Carlos III a ser rey de España: Carlos III de España heredó inicialmente de su madre los
ducados de Parma, Piacenza y Toscana (1731); pero más tarde, al conquistar
Nápoles Felipe V en el curso de la Guerra de Sucesión de Polonia (1733-35),
pasó a ser rey de aquel territorio con el nombre de Carlos VII. La muerte sin
descendencia de Fernando VI, sin embargo, hizo recaer en Carlos la Corona de España,
que pasó a ocupar en 1759, dejando el Trono de Nápoles a su tercer hijo,
Fernando IV.
Así quedaron las cosas hasta que hubo
una nueva circunstancia que creó la
necesidad de identificarse (España) antes sus adversarios. Esta ocasión llegó
con motivo de la Guerra de la Independencia contra Napoleón. Con el grito del
Alcalde de Móstoles: “Españoles, la
patria está en peligro”, nace un nuevo concepto, el de la soberanía popular
y con él, la Edad Contemporánea en España. La Patria es patrimonio de todos y,
los ejércitos, ya no los paga el rey, por contra, todo el pueblo unido debe
defender la Patria o lugar común de
todos los españoles. Los banderines de enganche para reclutar los soldados en
esta guerra serán de color rojo y amarillo. Decimos siempre los colores y no la
forma de la bandera, pues esto tiene relativa importancia.
La bandera es símbolo de España de
una forma definitiva y con el formato actual con ocasión de la entronización de
Isabel II y la creación formal del Ejercito Español, como ejército popular de
levas obligatorias. Todo español está obligado a defender a la Patria, bien por
sí mismo, o por medio de otra persona
que lo sustituya.
A partir de aquí la bandera bicolor recorrerá
todas las peripecias de la historia de España. Será la bandera de los reyes (casas de Borbón y Saboya), del
pueblo, de los intelectuales, de los revolucionarios, del ejército y de la
marina. Será, también, la bandera de la Primera República. En Teruel será la bandera de Víctor Pruneda, revolucionario
liberal y republicano y, el escudo de gala de la ciudad de Teruel, porta dos banderas
de España como consecuencia del episodio entre Narváez y Ena (ver en Miscelánea). Los concejales de
la ciudad de Teruel llevan con orgullo el pin con el blasón de gala de la ciudad
(que porta ¡ojo! dos banderas bicolores), aunque algunos de ellos luego, se
manifiesten por la calle, con la tricolor.
La bandera de España solamente la han
rechazado los Carlistas, colocando en su lugar la tradicionalista que suponía
la vuelta al absolutismo. En la misma línea los comunistas (bajo las formas de
anarquismo, marxismo-leninismo, estalinismo, trotskismo o populismo, que
proponen regímenes dictatoriales-totalitarios) han rechazado vehementemente la bandera
española. La bandera republicana que reivindican algunos sectores de la
izquierda revolucionaria (el PSOE y el PCE-eurocomunista reconocieron la bicolor en la
transición) es una bandera totalitaria de regímenes extremos. La Segunda república
española terminó siendo Estalinista y, es ese periodo en particular, al que
hacen referencia al enarbolarla.
Recordar que la Segunda República fue
ilegitima, es decir, originariamente no conforme a las leyes, pues nace de un
movimiento revolucionario en el que el traspaso de poderes se hace en casa de
Gregorio Marañón. Con las primeras elecciones y la participación de las fuerzas
monárquicas en las mismas se establece como “legal”. No hay nación sin el
concurso / integración de todos los ciudadanos en el sistema. Principio
nacionalista que ahora se reivindica con pasión, incluso por los catalanes en
su propio beneficio.
Así pues, la BANDERA ESPAÑOLA ha
servido a la monarquía a la república, a la independencia de España, en la
lucha contra el carlismo y contra el marxismo. Ha sido bandera de revolucionarios
como Pruneda, de intelectuales como Costa y, ha sido bandera y paño de
lágrimas, hasta de esos soldados del pueblo que iban a morir en guerras
coloniales y cantaban: Banderita tú eres roja / banderita tu eres gualda….
España y su bandera son compatibles con Aragón. Es más, nuestra autonomía se debe / emana del desarrollo de la Constitución Española.
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