Dibujo tomado de Internet y que pensamos refleja el cansancio de mucha gente sobre un tema tan recurrente.
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ELEVAR EL MUNICIPIO A LA CATEGORÍA DE
ESTADO
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Uno de los problemas políticos que ha
tenido España, en los últimos tiempos, es la deriva de la política local hacia
estadios y estratos que no le corresponde, es el llamado municipalismo. El
punto álgido, el momento crucial, tuvo lugar con ocasión de la proclamación de
la Segunda República Española. Suceso de suma importancia en la historia de
España pero poco conocido y bastante disimulado. En aquella ocasión se
celebraban elecciones municipales a dos vueltas, la primera para municipios con
una sola candidatura y una segunda vuelta para el resto. Como consecuencia de
un proceso revolucionario anejo y una tremenda crisis en la monarquía de
Alfonso XIII, lo que eran unas elecciones municipales para proveer de alcaldes
a los ayuntamientos, derivó en el cambio de modelo de Estado. Se pasó de una
monarquía parlamentaria a una República. Desde entonces los Ayuntamiento
cobraron un protagonismo inusitado. Todavía más, con ocasión de la revolución anarcosindicalista
de 1936 en la zona oriental de Aragón. En esta, llamémosle amablemente, genuina
revolución, los municipios llegaron a tomar categoría de Estado y como en este
caso de Jatiel, otros muchos, llegaron a emitir moneda con el sello de una
República poco respetada por quienes más le debían.
No es nuevo señalar que tras la
muerte de Franco se produjo un proceso de transición modélico. Se pasó de una
dictadura a una democracia de forma (más o menos tranquila, si exceptuamos el
golpe de Milán del Bosch y de Tejero) ya en sus últimos momentos. La transición
se hizo bien, entre otras cosas, porque el municipalismo no estaba invitado a la
fiesta. Se disolvieron las cortes franquistas, se votaron Cortes Constituyentes
y luego se hizo el referéndum en el que se aprobó la Constitución Española
actual. Otra vez se disolvieron las Cortes y se inició el periodo ordinario de
Cortes Legislativas que duran hasta hoy día.
Pero si en España a lo largo de la
historia contemporánea ha sido un problema el municipalismo que tiene sí, su
momento de gloria, cuando el Alcalde de Móstoles firma una proclama de
levantamiento contra la invasión francesa: “Españoles, la patria está en
peligro” y da con ello paso a la soberanía popular, el pueblo español es, a
partir de entonces, SUJETO de la historia. No es menos cierto que los poderes
territoriales, a lo largo de TODA su trayectoria han creado tremendos problemas.
Si se detallase en los diversos sistemas pedagógicos españoles lo que
representó el Cantonalismo de la Primera República Española muchos quedarían, espantados.
Para empezar a comprender lo que nos
sucede deberemos entender que la división administrativa esta en el origen,
pero que no es la culpable, de la deriva que están tomando los acontecimientos.
Dividir un territorio en partes para su mejor gobierno es positivo, ahora bien,
hacer de esta división administrativa un miniestado (como Jatiel) eso ya es otra cosa, es una barbaridad. En nuestra
área geográfica, es decir en el Sistema Ibérico o Cordillera Ibérica, la
primera división estaba relacionada con los pastos para el ganado y fue la SESMA. Luego
vinieron los romanos y nos incluyeron en una PROVINCIA. Los visigodos nos
dividieron en OBISPADOS, de ahí deriva, por ejemplo, la famosa INDEPENDENCIA de
Albarracín (que no era tal). Tras la caída del califato de Córdoba surgen la
TAIFAS, ahora ya, sí, pequeños estados. Pero, en el otro frente los Cristianos
se dividen en REINOS, que salvo en contadas ocasiones van siempre a la greña,
unos contra otros (Guerra de los dos Pedros) o moros y cristianos (El Cid)
contra los reyes de Aragón y los condados catalanes. A Navarra tiene que
integrarla en España militarmente el rey Fernando el Católico. Por otra parte
tenemos el FEUDALISMO que en todos los territorios es un contrapoder, en Aragón
se expresa bien con los Privilegios de la Unión y aquel fatuo: “Nos que somos
tanto como vos y todos juntos más que vos…”
En Aragón tendremos también las Sobrecullidas
las Veredas y, finalmente, cuando llegan los Borbones y suprimen los reinos
medievales, quitan las fronteras y abren el comercio de América a la Corona de
Aragón, también esto sienta mal... ya ves. La modernidad no mola. Ahora (todavía
una política rancia) quiere quitar la estatua de Colón en Barcelona símbolo de
la riqueza nacida del comercio con América. Los Borbones dividen Aragón en
Corregimientos para el año 1711. Con la Edad Contemporánea y la Constitución de
Cádiz renqueante vendrán los Ayuntamientos y las Diputaciones provinciales. Ahí
estábamos cuando la actual Constitución nos trae nuevas divisiones
administrativas: Las Comunidades Autónomas y las Comarcas. En Aragón, estamos
sobredimensionados en divisiones administrativas, pero bueno…
El tema crucial ahora en España radica en que, en la Constitución, no se puso límite al poder autonómico. Hubo una
más que generosa transferencia de poder. Pero, resultado de esta falta de
previsión y de la infradotación económica de los servicios transferidos, sobre
todo el de Sanidad, surge el malestar.
El paso siguiente a dar es
inequívoco: QUEREMOS SER ESTADO. Administraremos nuestro dinero y nos ira de
maravilla. Ya hay precedentes de este egoísmo “autonómico” por ejemplo con la llamada
“Unión de Armas” en la que Cataluña dijo que ella no pagaba el ejército del rey.
En este caso particular Teruel con su obispo Fray Juan Cebrián fue ejemplar y,
elevado posteriormente, a la categoría de Virrey de Aragón.
En estas estamos… en las que Cataluña
quiere ser Estado. La cosa no es tan sencilla. Una solución que se aventura es
darles a todas las comunidades autónomas el nombre de Estado para seguir como
estamos. Porque, otra salida, no hay. En este sentido “Podemos” (vía Echenique)
está haciendo este tipo de manifestaciones: Aragón tiene derecho a constituirse
en Estado (viene a decir). Bien, no se trata de otra cosa que de otra división administrativa
más. España se constituiría en un Estado Confederado, Alemania ya lo es y EEUU,
también. Pero, hay otra cuestión que creo que es la que más molesta a la gente,
se trata de la falta de respeto, del ninguneo, de la mofa, de la quema de
banderas, de la quema de retratos del rey con las que se acompaña esta huida
hacia adelante. Porque, en el fondo, es eso… una huida hacia adelante, ya que
dinero no va a haber más del que hay, si acaso, menos. El independentismo
traería más carestía. España no pagaría las “embajadas” catalanes y tendrían que
dotarse de un ejército y de toda la parafernalia que un Estado requiere, para
nada… en fin.
Llegamos pues al punto crucial. En
España sabemos cómo se constituye un Estado desde el Tercer Concilio de Toledo.
Se trata de integrar a todos los individuos del nuevo Estado, en esa nueva estructura
de poder creada, con igualdad de derechos y deberes para todos sus miembros. Para
ello (para constituir Estado) es necesaria la voluntad de la inmensa mayoría
(una mayoría abrumadora) y el respeto a la cultura, tradiciones, etc. etc. de
la minoría. Si esa minoría es el 50% eso no funciona. Pues en Cataluña debería
haber el 50% de colegios en catalán y el 50% en castellano, por ejemplo. Si esa
minoría es del 5% (por ejemplo) si que se puede integrar respetando sus
singularidades.
Segundo paso, para ser independiente
tienes que ser reconocido como tal. Si sale el presidente de la Generalitat al
balcón y dice: PROCLAMO LA INDEPENDENCIA DE CATALUÑA. Si “nadie” le hace caso,
está haciendo el ridículo. Ese “nadie” es Europa y los estados que gozan de
sistemas parlamentarios contrastados. No vale Liberia, por ejemplo.
Luego viene un proceso de desconexión
tremendamente complicado. Compartimos autovías trenes, sistemas de regadío,
comercio... Si Aragón cierra el grifo, Cataluña pasa sed, es decir, no tiene
agua para su desarrollo (Canal de Aragón y Cataluña...). Compartimos una misma
cultura como la compartimos con Francia, por eso hemos formado la Unión Europea
y España ha cedido poder a Europa.
Si se analiza con detalle lo de Cataluña
no es otra cosa que pedir dinero. No hay más salida. Bueno, hay una población a
la que han mentido y engañado, todo para conseguir dinero. España nos roba…
pero Pujol… Pujol… ¿no roba? Y Pujol, representa, a esa burguesía que ha perdido
el impulso emprendedor de principios del siglo XX. Una burguesía desorientada y pegada ahora, como lapa, a los senos de la madre nutricia, a los senos de un Estado del que abominan.
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Esta era la cuestión, darle a la maquinita de hacer dinero.
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Ahora ya no hacemos todo el dinero que nos da la gana, Europa manda en política monetaria.
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