EL MAESTRO, CON MAYÚSCULAS
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El maestro debe evitar, siempre, la
inculcación ideológica en sus alumnos. Esto es, debe evitar infundir en el ánimo
del alumno las ideas o los conceptos propios del maestro. Por el contrario,
debe aportar al alumno las herramientas necesarias para que él desarrolle
primero, sólidas estructuras mentales y después, un pensamiento autónomo y
propio.
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La historia del “maestro” en España
es la historia de una figura carente de identidad. A menudo es manipulado y usado
como instrumento y como transmisor de una determinada ideología, por unos y por
otros. Unas veces ha sido seducido por la derecha y otras por la izquierda.
Buena parte de la imagen que tenemos del “maestro” actual, procede de la
llamada “Generación del 27” o “Generación de los Maestros” para expandir el
socialismo. El franquismo utilizó también, al maestro, en este sentido
ideológico pero ya, en el “tardofranquismo”, su figura vuelve a ser debatida y
la retrata con exquisito cuidado y fidelidad Patxi Andión, en el poema-canción:
“El Maestro”. Aquí en el poema, ya causa inquietud entre las gentes de “orden”
por su posicionamiento ideológico a menudo, trazando sus líneas, desde un seguidismo o una ambigüedad, calculada.
El “maestro”, muchas veces carente de
una formación y una ideología sólida y
debidamente sustentada en buenos soportes intelectuales, actúa inclinado por
impulsos o por las corrientes de opinión en boga. Veleta que mueve el viento,
no ha sabido o no ha podido crearse su propia identidad profesional. Hoy, de
nuevo, ausente de su papel principal de formador, lo vemos envuelto en camisetas
verdes y vendiendo eslóganes de marcado acento social-comunista.
Desmontar el argumento que nos
presentan es muy fácil. Si sólo tenemos una escuela ("de todos para todos"),
dependiente del Estado, en todo (sobre todo en lo económico) y sí ese Estado cae
en las manos del marxismo. ¿Cómo será entonces la educación y la escuela en
España? Naturalmente… marxista, como otrora fuera franquista. Y hay
hoy día, muchos, que por mantener el puesto de trabajo… ¡calzan camiseta verde!
¡Tremendo!
Mientras, buena parte del pueblo, sigue
viendo al maestro y levantando monumentos
a una figura idealizada y venerable. Un padre que, no por lo dicho
anteriormente, deja de serlo y deja de estar considerado entre el conjunto
de la población como tal. Así es el Magisterio hoy, una profesión en la encrucijada y
que tiene que buscar sus propias líneas, su propio camino de identidad y de
profesionalidad.
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"El maestro"
de Patxi Andión
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Con el alma en una nube
y el cuerpo como un lamento,
viene el problema del pueblo
viene el maestro.
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El cura cree que es ateo
y el alcalde comunista
y el cabo jefe de puesto
piensa que es un anarquista.
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Le deben treinta y seis meses
del cacareado aumento
y el piensa que no es tan malo
enseñar toreando un sueldo.
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En el casino del pueblo
nunca le dieron asiento
por no andar politiqueando
ni ser portavoz de cuentos.
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Las buenas gentes del pueblo
han escrito al ministerio
y dicen que no está claro
cómo piensa ese maestro.
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Dicen que lee con los niños
lo que escribió un tal Machado,
que anduvo por estos pagos
antes de ser exiliado.
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Les habla de lo innombrable
y de otras cosas peores,
les lee libros d versos
y no les pone orejones.
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Al explicar cualquier guerra
siempre se muestra remiso
por explicar claramente
quién venció y fue vencido.
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Nunca fue amigo de fiestas
ni asiste a las reuniones
de las damas postulantes,
esposas de los patrones.
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Por estas y otras razones
al fin triunfó el buen criterio
y al terminar el invierno
le relevaron del puesto.
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Y ahora las buenas gentes
tienen tranquilo el sueño
porque han librado a sus hijos
del peligro de un maestro.
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Con el alma en una nube
y el cuerpo como un lamento,
se marcha el padre del pueblo,
se marcha el maestro.
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ALGUNO DE LOS MONUMENTOS LEVANTADOS
A LA FIGURA DEL MAESTRO.
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