ALLÍ DONDE DESEMBOCA EL PANCRUDO
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Primero fueron los ríos, las ramblas y
los barrancos. Era la Era Cuaternaria que estaba formando un hermoso valle y
allí, bajo la sombra de los árboles, se puso el hombre a soñar y, sobre los
pastos, los ganados a pacer. Hizo el hombre de los altos riscos señal para sus
santuarios y donde se cruzaban los caminos de agua o las sendas de los ganados,
puso por señal una piedra o peirón. Y, por ello, de las obras del hombre la
primera fue una piedra que señalaba las sesmas, o los cruces de las sendas, o los
santuarios, o los lugares propicios para la fertilidad de hombres, ganados y
cosechas. Luego, hasta aquella tierra y hasta aquel valle llegaron los romanos
a perfeccionar el arte de pulir espadas. Construyeron vías y puentes, por ello
la segunda señal que aquí puso el hombre fueron la de los ojos o arcos para salvar el
río. Pasaron los siglos y las confluencias fueros lugares de duda y de
perdición. Allí donde acecha el diablo el hombre puso un santuario y, ésta, fue
la tercera cosa que el hombre puso aquí. Mientras iba dejando señales, siglo
tras siglo, pastoreó el ganado, lavó la lana, la tejió e hizo ropas. Abrió
escuelas, universidades, levantó planos y confeccionó máquinas. De esta manera
llegó, aunque tardíamente, un ferrocarril que atravesó el valle llenándolo de
humo y de un ruido ensordecedor. Pensó el hombre que podía dominar la tierra y
atravesar las tormentas con su endiablada máquina. Y así, debido a la soberbia
humana, quedó la última señal del hombre en Entrambasaguas.
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PRIMERA SEÑAL
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SEGUNDA SEÑAL
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TERCERA SEÑAL
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CUARTA SEÑAL
Famosos puente cuya trágica historia es fruto de una tormenta y de la debilidad humana por el dinero.
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