LA REVISTA OSSA
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Pronto será primavera en la Cuenca
Minera Central. Lo dirán en Ossa. Lo dirá, por las orillas del río Aguasvivas el
otus, mientras cuentan chopos cabeceros los VoluntaRíos. Otros pájaros menores
y, también, las grandes rapaces lo “piarán” mientras vuelan majestuosas sobre el
castillo de Peñaflor. Pero, sobre todo, será primavera porque habrá brotado el
almendro entre los roquedales de la sierra de Oriche y la dura bota negra del
señor de Huesa habrá dejado su huella de barro blando junto al charco del
camino. Será primavera porque José Burillo subirá desde San Blas a abrir la
casa, ventilar las alcobas y sacar el paso de Semana Santa para disfrute de
cuatro beatas. Y, también, es primavera
en Huesa del Común porque el pruno, ese extraño árbol traído de allende los
mares, se ha cuajado de flores rosas como si esta tierra fuera de abundancia y
de cuernos saciados de fruta y vida.
Cuando todo se haya cumplido porque
el olor a “zafrán” en la pituitaria nos haga despertar de la ensoñación y del anhelo, alguien, venido de fuera y que ama a su tierra nos la
presentará. Aquí la tienes, es el último número de la revista Ossa, recién salido
de la imprenta. Es papel, tinta y olor a pan con aceite y azúcar. Es el certero
latir de un pueblo “bíblico” que vive en la diáspora. La revista se adobó desde
Zaragoza, Barcelona, Valencia, Teruel y yo que sé desde cuantos lugares más, pero, está
hecha con buena levadura y blanca harina. Cocida a fuego lento en horno, con
leña de estas sierras. Su letra, sus fotografías, se leerán, se mirarán con cariño bajo
todas las luces y bajo todas las velas, aspirando su esencia a pueblo, a pueblo
natal. Cosas de ayer y de hoy. De cómo han quedado las obras de la ermita de Santa
Quiteria. La revista, que ha entrado en
todas las casas, es ya un río de Aguasvivas y fuesa común donde todos se encuentran y encuentran la luz que les
guía.
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Pablo Benedicto, el último alfarero de Huesa del Común.
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