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Toda
su luz al fin se ha consumado
en
sombra, en frondes, en nenúfares,
en
luengo orín de inexcusables mares
y en piedra de rodeno desgranado.
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La
roca socavada, traspasada,
adoba
dulce piel, forma una estancia
de
alero, de cornisa y rancia jarcia
de
onírico frontal, desencarnada.
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Ernesto
Furio en sombra y luz, estampa
soportales,
callejas, pulcras plazas
bajo
este cielo azul que azul escampa.
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Fragua
pura de luz, crisol de razas:
Albarracín
es presa, que en su trampa
el Guadalaviar forjó dura tenaza.
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BIOGRAFÍA SOMERA
(Del Museo de Bellas Artes de Valencia)
BIOGRAFÍA SOMERA
(Del Museo de Bellas Artes de Valencia)
Ernesto Furió Navarro nació en El
Canyamelar (Valencia), en 1902. Estudió Bellas Artes en la Escuela Superior de
Bellas Artes de San Carlos de Valencia entre 1916 y 1921, ampliando con
posterioridad sus estudios de Grabado Calcográfico en la Escuela Superior de
Bellas Artes de San Fernando de Madrid con Carlos Verger Fioretti en 1928 y con
Francisco Esteve Botey. En 1930 marchó a París con la finalidad de ampliar sus
conocimientos. En 1934 obtiene la primera medalla de la Exposición Regional de
Bellas Artes. En 1942 gana por oposición la cátedra de Grabado Calcográfico de
la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, puesto que
desempeñó durante más de treinta años. En 1947 consiguió el Premio Nacional de
Grabado con la obra La ilustre fregona, y al año siguiente fue premiado con la
segunda medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes en Madrid por la
estampa Una calle morellana, realizada al aguafuerte y aguatinta.
En 1952 obtuvo de nuevo la primera
medalla de Grabado en la Exposición Nacional con su obra La catedral de Burgos,
así como la medalla de la Agrupación Nacional de Artistas y Grabadores por su
trabajo Puerta de Segovia.
Fue elegido académico de número de
la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos en 1953. Pensionado por el
Gobierno español viajó a Italia en 1957 para ampliar sus estudios de grabado.
Artista de técnica precisa, logró
en los años cuarenta su consagración definitiva como grabador, así como su
reconocimiento a nivel nacional. Su pericia y dominio tanto de la técnica del
buril como del aguafuerte le convierten en un excelente grabador que supo
obtener las múltiples posibilidades creativas que la libertad de trazo del
aguafuerte le permitía. De este modo sus aguafuertes de acusado gusto romántico
nos dejan ver la ciudad de Valencia a través de sus monumentos más singulares y
emblemáticos, al tiempo que perpetúan el paisaje urbano de la ciudad.
Aunque la mayor parte de su vida
artística la dedicó al campo del grabado, también fue un excelente acuarelista
como puede verse en los paisajes y en los retratos realizados con esta técnica,
en los que destaca la precisión en la captación de la fisonomía de los
efigiados.
La exposición da a conocer la
personalidad artística de este insigne grabador valenciano a través de las
obras conservadas en el Museo de Bellas Artes de Valencia, procedentes de la
colección de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos donde ingresaron
gracias a las donaciones efectuadas por el propio artista, por el matrimonio Goerlich-Miquel,
y por Dolores Pont Segrelles, así como con el préstamo temporal de sus dos
Autorretratos, a lápiz y al aguafuerte, pertenecientes a la colección de la
familia Furió.
En conjunto se exponen 53 obras
entre dibujos, estampas y acuarelas, algunas de las cuales fueron galardonadas
en diferentes certámenes.
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