A VISTA DE PÁJARO
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No sólo de pan (huevos, chorizo,
morcilla…) viven los Gacheros, que también lo hacen de toda palabra que sale de
la boca de un experto en la materia a tratar. En esta ocasión, habló Marcial
Marco Saura. La ciencia que más me apasiona es la Geología, afirmó con rotundidad.
Pero, aprecio los afeites de la actual Paleontología y he hecho mis incursiones
en el campo de la Arqueología. También, terció Guillermo, no andas nada
desarrapado en el campo de la Gastronomía y otras ciencias de meter. Obviamos el comentario por improcedente
entre colegas de mesa y mantel y continuamos, escuchando, la descripción de
todo cuanto desde este privilegiado mirador alcanzaban nuestros ojos. Allí habló,
también, Ismael Izquierdo y bien que plugo a los oídos de los escuchantes ávidos
y codiciosos de sus palabras. Ismael conoce el altiplano turolense y
particularmente esta área del Maestrazgo como la palma de su mano, no en vano,
es agricultor privilegiado y culto. De todas las propuestas que le plantearon
en su juventud eligió a Deméter, diosa de la agricultura, nutricia pura de la tierra verde y joven, de la vida y la muerte, y
protectora del matrimonio y la ley sagrada. La mañana estaba siendo una
delicia, porque el paisaje era sobrecogedor, la temperatura aceptable y la
compañía muy agradable. Además, las explicaciones de los expertos llenaron
plenamente nuestras grandes lagunas sobre la materia a tratar.
Todo transcurría con la cadencia
con la que los grandes maestros ejecutan las piezas de música clásica, cuando un
Gachero apostilló, rompiendo el espacio lírico creado y la morfuga apasionada que
nos envolvía, con estas palabras. Hablando de DEMÉTER, por qué no hablamos DE
METER. Todos, como impulsados por un resorte giramos nuestros cuellos y
enfocamos nuestros ojos en Saura (de la familia de los saurópodos o mamíferos vertebrados, tres patas). DE METER algo de alimento a nuestro cuerpo,
quiero decir. Hubo un instante en el que varios ángeles cruzaron las aristas
rocosas y las crestas milenarias del espacio infinito abierto en el Parque Geológico de Aliaga. El tibio aire de principios de verano, producido por el
suave aleteo de las águilas que cerca de nuestras cabezas volaban, nos hizo
recuperar el esme.
¡Vayamos todos juntos y yo primero hasta el MOLINO ALTO, dijo Vicente
Amo. Como proveníamos de Camarillas, rodeamos La Porra y nada más llegar a la
gasolinera del lugar giramos a la derecha para buscar el río Guadalope. Aquí
nos esperaba Juan Joaquín quién, tras jubilarse, estableció en estos páramos su
marquesado.
"Tenéis que venir otro día con más tiempo", dijo Marqués, mientras se zampaba varios tronchos de morcilla y chorizo, regado todo con buen vino de Cariñena. Próximo capítulo: El Molino Alto y la Lifara Gachera que en él se preparó.
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