TESTIMONIO DE LA AGONÍA Y MUERTE DE UNA ARTESANÍA TRADICIONAL.(SAET)
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PRESENTACIÓN
"Tristeza, un hondo sentimiento de tristeza es la conclusión de este trabajo, película y publicación explicativa de la alfarería de Huesa del Común, que bien pudo titularse: “Testimonio de la agonía y muerte de una artesanía tradicional”.
A Pablo Benedicto, alfarero de por vida, lo hemos encontrado hoy, en 1982, trabajando donde puede (limpiando procesionarias de los pinos, de pastor, etc.….) para ganarse el pan que su oficio le niega, de vez en cuando fabrica todavía algún cántaro, pero la escasa demanda de los que tiene hechos le lleva a decirnos: “Estos serán los últimos, seguramente no haré más, ni siquiera los coceré”. Con ello se adelanta a los que nos indicó un convecino suyo: “En que falle Pablo se ha fastidiao la alfarería”.
Pablo Benedicto ha visto como han ido despareciendo, una a una, aquellas nueve alfarerías que, de joven, conoció trabajando, y él mismo se dispone a cerrar la suya propia. Al visitar el barrio donde éstas se asientan se ven hornos cegados, obradores abandonados, hundidos o desaparecidos totalmente. No es extraño sentirse envuelto en una atmósfera de destrucción y muerte.
Pero todavía es posible cambiar el destino que se avecina, siempre que exista una valoración atinada de la ya muy mermada artesanía tradicional y se asuma como una realidad cultural viva, en grave peligro de extinción. Es necesaria una urgente política cultural tendente a su salvamento; con medidas que, si bien inicialmente serían proteccionistas, con una adecuada orientación podrían conducirla a una autofinanciación y a un verdadero renacimiento."
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La Alfarería de Huesa del Común. Libro de Francisco Burillo Mozota con Apéndice de José Palomares Ros. Editado por el Seminario de Arqueología y Etnología Turolense.
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Nota: Pocas fechas después de publicarse este libro, viajé a Huesa del Común con mi mujer y mis hijos, buscamos a Pablo Benedicto y nos vendió parte de la alfarería que le quedaba. Algunas piezas las compramos sin cocer, las subimos a los hornos de Punter en el Polígono Industrial de Teruel y el resultado fue lamentable, pues les cambió la textura y el color, de forma importante. Todavía conservo dichas piezas con mucho cariño, pues, 31 años después de que se escribiera este prólogo o presentación, nada de lo apuntado en el último párrafo se ha cumplido. No ha habido esa política cultural que se reclamaba, y no se ha cambiado el destino de la alfarería de Huesa del Común. Todo lo contrario, ésta permanece arruinada para siempre. Los pueblos van a menos y la alfarería de agua, que es la que hacía Pablo Benedicto, no tiene venta. Quizás reorientando la actividad hacia la artesanía artística o decorativa pudiera darse un nuevo renacer de la actividad alfarera, así se ha hecho en algunos pueblos de Teruel como: Villarroya de los Pinares, Cedrillas, Fuentes Calientes… Con todo, estos son malos tiempos para el trabajo artesanal aunque a nosotros, particularmente, nada nos gustaría más que ver resurgir con fuerza los viejos alfares.
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