DAMIÁN FORMENT
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Ojeando un libro de texto, hace algún tiempo, observaba que al señalar las figuras que han destacado en Aragón a lo largo de la historia, Huesca y Zaragoza, aportaban un buen ramillete de ellas. Sin embargo, a Teruel, sólo le asignaban la figura del escultor Pablo Serrano, muy digna sí, perro… ¿sólo una? Medité sobre el tema y repasé mentalmente algunas figuras que han dado lustre y brillo a nuestra provincia. He repasado a algunos autores que hacen recuento de los escritores, artistas, científicos, militares, etc. etc. Poco a poco he ido recogiendo una buena cesta de figuras de primera magnitud que esparcidas al viento, a voleo, serían capaces de poblar nuestro limpio y estrellado cielo. Cuando leo a Santiago Vidiella, el del famoso Boletín del Bajo-Aragón (1907), observo que hace más de un siglo se incidía en esta cuestión. En varios de los números de la revista se “vuelve” sobre la figura de Damián Forment. Hay una insatisfacción latente y un sentimiento de impotencia por no poder aportar más datos. Por ello, la pregunta sobre los nuestros es constante y la sensación de que no hemos cuidado nuestra historia, permanente. Sin embargo, poco a poco se va abriendo la luz y vamos incorporando a nuestros ilustres paisanos del pasado. Ellos anuncian nuestros centros de enseñanza y nuestras universidades y particularmente, aquí en Teruel, nuestros Institutos: Segundo de Chomón, Francés de Aranda, Luis Buñuel, Pablo Serrano, Francisco M. Zarzoso, Damián Forment… etc., etc. Damián Forment es un hallazgo excepcional que debemos al interés, esfuerzo y dedicación de Emilio Moliner Espada. Emilio Moliner en ocho (8) folios por una cara deja sentenciado un asunto que había traído de cabeza a multitud de investigadores. Veamos sino, lo que decía Santiago Vidiella en el citado Boletín: “Si el gran Forment, cuando cincelaba pacientemente las galas de sus retablos soberbios, llegó a soñar que las noticias de su vida serían tan conocidas en tiempos venideros como aplaudidos los méritos de sus inspiradas obras, equivocóse grandemente. Cerca de cuatro siglos enamorados de su arte han transcurrido después de la muerte del artista sin grandes frutos para el conocimiento de su vida. Hoy ignoramos la fecha y lugar de su nacimiento, y hasta vemos puesta en pleitos su nacionalidad; no conocemos el nombre de sus maestros, ni siquiera el de aquella dulce esposa cuyas facciones él se complacía en esculpir al pie de los retablos para hacerla partícipe de la inmortalidad de su renombre; no sabemos el número de sus hijos, como no está limpio de dudas el inventario completo de las maravillas de su genio artístico; hoy, por fin, no consta de un modo terminante la fecha de su muerte. Verdad es que Aragón ha puesto de su parte los eruditos desvelos del general D. Mario de la Sala y la estudiosa solicitud de otros escritores para averiguar todo esto; pero desgraciadamente los resultados no corresponden ni a la sabia diligencia ni al deseo patriótico de esos escritores, que hacen caso de honra para este reino, tan condecorado con las más y mejores obras de Forment, la cumplida noticia de las cosas del maestro.”
No sospechaba entonces, don Santiago Vidiella, que la respuesta a todas estas preguntas estuviera allí mismo, en su querido Bajo-Aragón. Algo debería sospechas en su fuero interno, pues el apellido debía ser conocido al encontrase localizado de una forma tan determinante en una villa singular: Alcorisa. En aquella época hubiera sido posible consultar los archivos parroquiales, entonces intactos, y entresacar un buen número más de datos que nos dieran un perfil definitivo de su vida y su familia. Por desgracia los archivos fueron quemados por las columnas anarco-sindicalistas en la pasada Guerra Civil (36-39). Por el “Libro de Confesados” (LIBER CONFITENTIUM LOCI DE ALCORISA), cuya copia certificada se encuentra en el archivo diocesano de Zaragoza sabemos que estamos hablando de: DAMIÁN FORMENT ZALDIVAR. Desde aquí damos las gracias por este trabajo, impagable, a Emilio Moliner Espada.