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sábado, 5 de enero de 2013

Enero2013/Miscelánea. ILUSTRACIONES DE JOSÉ GONZALVO EN UN LIBRO DE CARLOS HERNÁNDEZ SALVADOR

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Con estas tres ilustraciones colabora, José Gonzalvo,  en el libro de Carlos Hernández Salvador titulado: "TERUEL, MIL Y UN APODOS DE LA CIUDAD DE TERUEL". Ellas constituyen la aportación más importante del libro dado que, la de Agustín, es una ilustración que ya conocíamos con anterioridad.  Para conocer otros dibujos de Gonzalvo pinchad en las siguientes direcciones:
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ASÍ DESCRIBE JERÓNIMO LAFUENTE LA CIUDAD DE TERUEL
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“Antes de ser rey el Rey que rabió era un honrado y pacífico vecino de cierto pueblo cuyo nombre se dejaron en el tintero los historiadores, aunque todos convienen en que contaba doce mil habitantes, poco más o menos, sin entrar en cuenta  mil quinientos perros vagabundos que paseaban por plazas y callejuelas de día y de noche; mil seiscientas casas, de las cuales mil estaban desniveladas, amenazando ruina; ciento sesenta tabernas muy sucias y muy concurridas y media docena de escuelas si no muy limpias, casi desiertas. También convienen en que las calles eran estrechas, tortuosas y abarrancadas; que había ocho iglesias y varios conventos; algunas fuentes públicas secas en verano y heladas en invierno, muchos pudrideros de paja y de otras cosas en las afueras y aun en los adentros. También afirman unánimes que bañaba sus muros un río, cuyas aguas fecundan un no muy ancho valle, donde prosperan el trigo, el cáñamo, la patata y toda clase de verduras, a las que, añaden algunos cronistas, eran muy aficionadas las mujeres, pues los hombres, apetecen mucho más el cerdo, el carnero y el escabeche.”
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El libro lo comienza, Carlos Hernández, con el agradecimiento a los ilustradores: Mingote, Gonzalvo, Estopiñán, Alegre, Górriz y Monleón. Justifica, después, la copia del artículo de Jerónimo Lafuente: “De por que rabió el Rey que rabió”, ya que trata de completar lo que éste dejó a medias. Para ello, toma la colaboración de Leocadio Brun. Hay una introducción, de Montserrat Martínez González, en la línea de hacer hincapié en el elogio de las costumbres y las tradiciones rurales. Después del texto de Lafuente, viene la replega susodicha y seguidamente el pregón, en verso, que el autor dejó en las fiestas del barrio ese año. Remata la obra tres breves biografías de Lafuente, Hernández y Brun. El libro tiene su apoyo fundamental en el trabajo de Lafuente y, este desgajado de su contexto, pierde gran parte de su sentido primigenio. El libro, poco aporta a nuestra cultura popular. Veamos el comienzo de la replega: A) Abejer, abejorro, abuela, abuelo, abundio, abuz, aceitito, afilador, afusilapanes, aguardiente, agüeleta, agustinazo, ajena, ajos, alapargaterete, albaires, albarquero alcalá, Alcorisa, aldeano, Aldehuela, alegre, alemana, algu, aguacilete, alguacilito, aliaguero, Alifonso, almas, amadico, Amalia, amortajada, Amples, andadores, andaluz, andares, andigüela, andorrano, antonten, apache, armero, arriera,arrisque, arrogante, Atila. B) Baches….
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De su hijo, Félix Brun, hemos hablado en este blog. Recogió la pasión por Teruel que le inoculó su padre y paseó por buena parte del mundo en pos de los artesonados mudéjares "emigrados" de la ciudad de Los Amantes y de las Torres.
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