¡Qué pena nos da, tener que ver imágenes como ésta!
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EL SISTEMA SANITARIO ARAGONÉS HA
TOCADO FONDO
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Hay una responsabilidad política
final (¡que clama al cielo!) cuando un ciudadano con una enfermedad (grave o
no) tiene que salir a la calle (manifestarse) a pedir la debida atención. En la
cúspide de esta responsabilidad política está el presidente del Gobierno de
Aragón (Javier Lambán) y la Consejera de Sanidad (Pilar Ventura Contreras). No
queremos ocultar la parte alícuota de responsabilidad que corresponde a
sus antecesores por “NO GOBERNAR” adecuadamente y dejar que el
sistema se fuera deteriorando progresivamente.
Gobernar significa dotar de los medios
materiales y humanos un servicio público para su correcto funcionamiento. Así
pues, hace 38 años, mi hijo tiene esa edad. En el hospital de Teruel Obispo Polanco
se cubrieron, con un elenco de nuevos profesionales, todos o casi todos los Servicios
(especialidades). Pasados 35 o 40 años esos profesionales se han jubilado o se
están jubilando. Sin embargo el Gobierno de Aragón no ha previsto crear los
sustitutos en los puestos que quedan vacantes. Estamos pues, ante un fallo en
la gobernabilidad. Unos políticos preocupados más por el día a día, por el Wasap,
por las declaraciones a la prensa que, por planificar su Departamento adecuadamente de cara al futuro.
Un político tiene dos instrumentos:
el Consejo de Gobierno y el BOA por un lado y la Cortes (la legislación) por otra. Así pues, por empezar por el
principio, un Gobierno debe de proveer con un número de titulados adecuados.
Las facultades de medicina están para ello. Porque, si no sale “materia prima” (licenciados
en medicina) estamos abocados a tener que importarlos de otros territorios.
Pero aquí, sucede lo contrario, que los escasos profesionales que creamos se
marchan (muchos) a trabajar a otros sitios donde están mejor considerados y
atendidos.
De la Facultad de Medicina deberemos
pasar a los Servicios de cada especialidad en el hospital correspondiente. Aquí
tenemos otro grave problema. Las Jefaturas de Servicio se han convertido en
verdaderos Reinos de Taifas, que son en realidad los que gobiernan la Sanidad
por encima de la Consejera (temporal). Ellos están allí, permanentemente. Así
pues, la primera medida debía ser el hacer la Jefatura de Servicio ROTATORIA
entre todos los profesionales de ese Servicio. En segundo lugar, deslindar la
medicina pública de la privada ya que en esas jefaturas está el nudo gordiano
del problema (el cruce de intereses público-privado). Una Consejera debe controlar las COMISIONES DE SERVICIO. ¿Cuántos
médicos se han marchado de Teruel, tras obtener aquí una plaza en oposición, a una
Comisión de Servicio en Zaragoza?... Muchos y se pueden enumerar.
El tercer punto en el que naufraga la
sanidad pública es en la política de personal. Tras convertir un hospital en
una oficina de colocación para los que ya sabemos. Por ejemplo, cuando se saca
una plaza bajo el título de ACÚMULO DE TAREAS ya sabemos que es para un
enchufado. La excesiva carga de personal pone en riesgo los recursos necesarios
para el paciente. En el Hospital Obispo Polanco hay un ascensor estropeado y que
no se arregla porque no hay dinero. Todos se ha gastado en personal (en enchufes, y no eléctricos).
Es evidente que si hablas con un
profesional de la sanidad y sacas los temas que le preocupan, se advertirá,
inmediatamente del desconcierto y del desgobierno que reina en un hospital. Si
es pequeño, como el de Teruel, que no pasará en uno monstruoso como el Miguel Servet.
Poner un especialista en un puesto de
trabajo cuesta a la administración una friolera de al menos 10 años y un dinero
que, si no se aprovecha aquí, se pierde, porque el profesional formado se va a
Londres, por ejemplo.
Gobernar es complicado y requiere, a
veces, tomar medidas poco gratas. Pero si no lo haces, no gobiernas y el título
de Consejero o Consejera /Presidente o Presidenta es un disfraz carnavalesco.
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