EL PASTOR, EL GALLO, LA CABRA Y LA
VELETA
(CUENTOS ELECTORALES)
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Llegó un político a Tronchón en
campaña electoral y le preguntó a un pastor. ¡Pastor, pastor!, vas a darme tu
voto. A lo que el pastor le contestó. Sí que te lo daré, si me contestas a dos preguntas.
De ellas, la primera es una información y, la segunda, un compromiso. ¡Pastorcillo,
pastorcillo!, dime pues, cuáles son esas preguntas…
La primera, dijo el pastor, es que me
digas cuánto dinero debe España, es decir, cuánto dinero hemos pedido prestado
y, de liquidarse esa deuda, cuanto nos tocaría pagar a cada uno.
El político se conectó a Internet con
su móvil (el móvil lo sabe todo) y escribió: deuda presupuestaria del Estado Español.
Al cabo de un rato le dijo al pastor: Mira, aquí dice que en el IV trimestre
del año 2018 la deuda asciende a 1.170.961.000.000 (UN BILLÓN CIENTO SETENTA
MIL NOVECIENTOS SESENTA Y UN MILLONES) equivalente al 98% de PIB (Producto
Interior Bruto). Si ahora quisiéramos liquidarla deberíamos pagar cada
ciudadano 25.056 euros (VEINTICINCO MIL
CINCUENTA Y SEIS EUROS cada habitante de España).
Muy bien, dijo el pastorcillo, veo
que tu “maquineta” es muy sabia. Ahora viene la segunda pregunta, y si me la
contestas, te daré el voto. Dime, dijo el político en campaña, ¿qué pregunta es
esa?
De la deuda que tenemos hasta ahora,
tu partido no es responsable… pero, si gobiernas, ¿AVALARÁS LA DEUDA QUE CREES?
El político dio media vuelta y se fue
a hablar con el gallo. El gallo le preguntó al político lo mismo que el pastor
(estaban compinchados). Dejó el político al gallo con el quiquiriquí en el pico
y se fue a hablar con la cabra. Cuando el político llegó donde estaba la cabra, ya intuía
que de allí no iba a sacar ningún voto.
Así que, el político miró a la veleta
de la torre y vio desde que lugar llegaba el viento fresco. Así que, pito y
bien mandado, se fue con VIENTO FRESCO DE TRONCHÓN.
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