El castillo de Villel, que si no
fue muy grande si que fue muy fuerte, muestra esa fortaleza en su majestuosa
torre del homenaje que todavía campea sobre el Alto Turia. Templarios y luego
Sanjuanistas dejaron su huella en esta villa que fue magnífica y que ahora
padece la decadencia general de nuestros pueblos. Las calles se enroscan en
torno al cerro en el que se ubica el castillo y se accede a éste por dos
puertas y un portillo. La puerta Sur o del Alto Concejo es la más llamativa porque
conserva un arco de piedra con la cruz sanjuanista sobre él. La puerta del
Oeste muestra una arquitectura más popular que nos recuerda a Albarracín. En su
interior quedan los restos de una vida que se acomodó a las incomodidades de
vivir en este montículo empinado porque la seguridad era un valor en alza. Se
construyeron casas excavando la roca y al arrimo de la torre. Hay, también, una ermita
nueva dedicada a Santa Bárbara. Finalmente, en la cima, el impresionante torreón,
el aljibe y una barbacana que asoma al valle y que ofrece unas deliciosas
vistas del Turia en otoño.
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Puerta del castillo
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Portillo que daba servicio para salir al río y a la vega.
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Entrada a la población de Villel.
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Viviendas cuevas subiendo al castillo.
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Santa Bárbara.
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Restos del castillo vigilando la vega.
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Aljibe para el agua, cegado.
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Interior del castillo.
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Vista de la torre de homenaje.
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Acceso al la torre.
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Torre con acceso en forma de escalera de caracol externa.
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Torre del homenaje
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La población desde el castillo.
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La "mancha" del Turia camino de Valencia.
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Vista desde el castillo.
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Plano del castillo de Villel según Guitart.
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Tomado de las Cartillas Turolense. Los castillos Turolenses por Cristóbal Guitart.
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