"Rostros para un hombre", titula Berniz, la exposición que ahora nos trae este artista oscense, aunque ya, turolense y próximo. Podéis verla en la Residencia Santa Emerenciana. Es otra muestra, esta vez trece retratos, del maestro de la acuarela. Para él la acuarela es como coser y cantar, como una canción para niños. Pero esta vez ha querido batallar y hablarnos con un faceta ciertamente complicada de la pintura, el rostro humano. En el retrato la intención de artista debe ir más allá de la belleza estética y la composición adecuada de la imagen, debe forzosamente penetrar en la psicología del personaje. Por ello, para cada cuadro necesita una preparación previa: el paseo del artista con el retratado, la charla informal hasta llegar a un conocimiento lo más profundo posible del individuo (su ideología, su pensamiento práctico, su ideolecto, sus gustos y aficiones, sus traumas, filias, fobias, sus éxitos y fracasos, etc.). Sólo así, unido todo a una esmerada técnica pictórica, el resultado puede ser aceptable. Por ello, Berniz, desgrana sus rostros con limpieza de pincel y pureza de agua. En sus ojos la transparencia del líquido se hace oasis y la mirada clara y lúcida. Es, pues, en la profundidad de la mirada donde se encuentra el otro yo y en los labios donde gana el rostro expresividad. Los cuadros navegan entre la dulzura y la inocencia de la infancia y la serenidad quieta de la madurez. Muy recomendable, su visita.
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