UN CASTILLO PAISANO
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El castillo de Tramacastiel es de
los llamados “castillos paisanos”. Fortificaciones construidas por el pueblo y
que daban cobijo tanto al señor como a los vasallos. La diferencia sustancial
con un “castillo palacio” reside en que aquí, en estos, se construían diversos
círculos de muralla comunicados entre sí: para las personas, los animales y los
huertos. La idea era resistir los
asedios teniendo lo necesario en el interior. En este castillo de Tramacastiel, debido a la
falta de referencias históricas deberemos especular sobre lo visto y lo
observado.
A la llegada a la villa, la línea
de la carretera, separa la población de la vega. En la parte derecha de la
carretera hay dos referencias: una es un lienzo de muralla que no ha
desaparecido debido a que a través de éste muro, evacúa una acequia y, la segunda
referencia se refiere a que en la misma
línea está la torre gótica, elemento anterior a la construcción de la actual
iglesia pero ya existente al menos desde el siglo XVI. Así pues, la población la atravesaba, y atraviesa, una acequia que
permite regar unos huertos y dar agua a la población y a los ganados intramuros.
Subiendo los distintos niveles de calles en que se estratifica la población
encontramos una puerta que da paso bajo una vivienda. Por su estructura en L es
netamente defensiva y debería comunicar un plano del recinto murado con otro más
interior. Es fácil de entender si tenemos “in mente” el castillo de Peracense (prototipo de castillo paisano).
La parte más alta del castillo, lo que se llama ahora propiamente “castillo”,
se sitúa en un pico muy inaccesible y debió ser un último reducto en caso de extrema
necesidad. Por ello creemos que no es comprensible que la torre del homenaje o
residencia del señor estuviera en semejante pitañar. Es más lógico pensar que la torre de la iglesia fuera, en principio, esa torre. Es cuadrada y de suficiente amplitud
y altura para esa función. Así pues, Tramacastiel, como otros muchos lugares de
la provincia nacieron y crecieron dentro de uno o varios recintos amurallados
con todo lo necesario para sobrevivir a un corto asedio.
Dice Guitart: “Los vestigios de
este castillo se confunden con las peñas y revelan su relativa extensión.
Dependió de los templarios de la cercana Villel y en el siglo XIII pertenecía a
los Ruiz de Castelblanque, de quienes pasó el señorío a los Heredia de Mora de
Rubielos”.
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Lienzo de muralla y torre.
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Puerta en L desde el exterior.
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Puerta en L desde el interior.
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Muros del castillo
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Acceso al castillo y al cementerio.
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