LA ESTATUA DE ALFONSO I EL BATALLADOR EN EL PARQUE "PRIMO DE RIVERA"
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En realidad el león pasa a ser símbolo de la
ciudad tras la muerte de Alfonso I El Batallador en Poleñino (1134) después del
fallido asedio a Fraga. Hasta 1118 en que conquista Zaragoza el rey aragonés y
salvo pequeños espacios de tiempo, las Taifas pagaban un tributo a los reyes
cristianos, las parias, como símbolo de protección y de paz. La Taifa de
Zaragoza la pagaba al rey de León. Tras la muerte de El Batallador, el terror
se apodera de la población zaragozana viendo al nuevo rey Ramiro (El Monje)
incapaz de hacer frente al peligro musulmán. Viene el rey leones a Zaragoza, la
ciudad le presta vasallaje y el rey le otorga, como ya es clásico en estos
actos de vasallaje, sus armas. Desde entonces Zaragoza tiene en el escudo las
armas del rey de León. De la misma manera, el reino de Aragón tiene como armas las del papado tras prestar vasallaje al Papa, en Roma, el rey aragonés Sancho Ramírez
padre de Pedro, Alfonso y Ramiro.
Pasados 800 años de estos sucesos, la ciudad quiso recordar aquellos hechos
acaecidos en 1118. Para ello se forma un Junta encargada de los actos y los
monumentos que se realizarán con ocasión tan memorable. Se encarga de la
estatua al escultor José Bueno que se inspirará en el cuadro de Pradilla. De la
parte arquitectónica lo hará el arquitecto Miguel Ángel Navarro y el león,
símbolo de la ciudad, lo realizará el comandante de infantería Virgilio Garrán.
La pieza de bronce se funde en los talleres Averly de Zaragoza. La escultura es
de mármol de Carrara. Todo quedó terminado en 1925. En 1929 se inauguraría el
Parque Grande de la ciudad.
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El león se funde en los famosos talleres Averly.
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La escultura es de mármol de Carrara.
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Vista frontal.
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Vista lateral.
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Vista dorsal.
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Una fuente y una escalinata comunican el monumento con el parque.
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Fuente artística a los pies del gran soldado.
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Fuente a los pies del monumento.
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José Bueno se inspira en esta pintura de Pradilla para confeccionar la gran escultura de Alfonso I El Batallador.
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