LA CAPILLA DE LA
INMACULADA CONCEPCIÓN
EN LA GIROLA DE LA CATEDRAL
TUROLENSE
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La capilla se hizo a expensas del
famoso obispo e inquisidor Pérez de Prado. Es una capilla barroca profusamente decorada
y amueblada al gusto de la época. Recientemente, la Caja de Ahorros de la
Inmaculada ha sufragado los gastos de restauración dejando ver todo su esplendor.
Es una capilla poco conocida y convendría que la gente de Teruel que guste del
barroco se acercara a ella para ver su monumentalidad a pesar del espacio tan
escueto que ocupa. Se iniciaron las obras en 1738 y se concluyó dos años después.
Sebastián nos dice poco de los autores de la obra y de los dos grandes cuadros
que posee a cada lado del altar principal. No sabemos si los estudios realizados
para su restauración han aportado nuevo material que nos ilumine sobre la autoría
de esta pequeña joya enclavada en la girola catedralicia. Francisco Moya nació
en el pueblo turolense de Jorcas (alto Alfambra) y era muy apreciado por el
obispo Pérez de Prado. Sólo sabemos que puso el escudo del obispo y que lo doró
y pintó Villarroya.
Los grandes cuadros laterales
representan dos momentos de la proclamación del dogma de la Inmaculada Virgen
María. De las fotografías que presentamos las de peor calidad corresponden a las pinturas de la cúpula octogonal con linterna, que posee. La capilla se
distingue, desde la plaza de Fray Anselmo Polanco, porque las tejas que la
cubren son azules. Moya fue discípulo de
Corbinos (talla de santa Emerenciana) y ahí sí puede haber una referencia
importante a la hora de adjudicar la obra.
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El las pechinas figuran los Padres de la Iglesia.
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Clemente de Roma, san Ignacio de
Antioquía, Papías de Hierápolis y san Policarpo de Esmirna.
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PINTURAS DE LA CÚPULA
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CÚPULA OCTOGONAL CON LUCERNARIOS EN EL TAMBOR
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Los doctores de la Iglesia llevan a la Virgen en carroza triunfal.
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Quinta sesión del Concilio de Trento.
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TOTA PULCRA ES
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