Se puede hace un cálculo aproximado del consumo de drogas de una población analizando sus aguas fecales.
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LOS ADOLESCENTES ESPAÑOLES OCUPAN EL TERCER PUESTO MUNDIAL EN EL CONSUMO DE CANNABIS
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El problema de los adolescentes españoles no
está en las cifras que Unicef ha dado sobre el consumo de Cannabis, tampoco en
el grado de consumo de tabaco, alcohol, pastillas u otras sustancias. El problema
radica en el uso y abuso de forma combinada de varias sustancias y en la distinción entre drogas duras y drogas
blandas, una distinción interesada. Por último, el problema radica en gran
medida en la forma que tienen los padres de educar a sus hijos y como proyectan
esas conductas en la escuela y en el ocio. Padres muy permisivos o que, acomplejados ante los hijos, pierden pronto su autoridad y su respeto: se ha ejemplificado mucho sobre
el peligro que tiene el ser “padre-colega”. El amor con lo hijos se va forjando con los años y estos, al final, agradecen el que los padres hayan ejercido su papel de padre con responsabilidad.
Somos un país con muchos años de historia a nuestras
espaldas y que ha pasado por guerras, hambrunas, pestes, epidemias y demás
males. Estamos ahora en el club de los países ricos del mundo, sin duda alguna,
por el esfuerzo de las generaciones pasadas. No queremos y a veces tenemos pudor porque los hijos tomen
consciencia del esfuerzo que ha costado llegar hasta aquí (sobreprotección). España carece de
recursos naturales y posee una tasa muy elevada de impuestos que, a pesar de
ello, ha hecho entrar en crisis el sistema socialdemócrata. Nuestros hijos no
tienen garantizada una plaza en la administración pública, ni están
garantizadas las pensiones ni la sanidad va a ser gratis total.
La anécdota es cierta, una madre alertada por
la maestra sobre el retraso educativo de su hijo la inquiría: ¿Y no valdrá el
zagal para hacer, aunque sólo sea, de un “mal maestro”? Colocarlo en la
administración en un puesto fijo ¡para toda la vida, vamos! era la solución
ideal. Era el sueño dorado de llegar a ser funcionario. Todo eso se ha destrozado desde
que casi todos los políticos y sindicalistas han acabado siendo “funcionarios”, es
decir, viviendo de la teta del Estado. Y la teta no da para más.
Si educamos a los hijos pensando que todo es una
milonga. No controlamos lo que hacen, ni lo que fuman, ni lo que beben, ni cómo
practican el sexo, finalmente los problemas se nos acumularan y no seremos
capaces de resolverlos. En unos años veremos aparecer una gran cantidad de
casos de cánceres de cuello de útero en las mujeres fruto de las prácticas
sexuales actuales. Somos pioneros en el uso de la píldora del día después (en
realidad un abortivo barato) sin haber analizado el problema de nuestras
jóvenes que hacen el amor sin que el chico se ponga el preservativo. ¡No importa!, dicen, luego
decimos que se nos ha roto el preservativo y problema resuelto pues nos dan la píldora El problema no
está resuelto porque quince años después aparece el cáncer.
Las drogas también pasan factura a su debido
tiempo pues, ser hoy un Padre “guay” y no asumir las responsabilidades que tal título
conlleva, puede acarrear en el futuro graves consecuencias. Aquí hay una responsabilidad personal y no
acabe achacar la culpa ni a la “sociedad”, ni a las “malas compañías”. El Estado tiene que actuar con total contundencia contra el tráfico de drogas.
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