Mi pintura está determinada por
la necesidad de transmitir una valoración moral y crítica respecto al contenido
de lo representado. La irrupción actual de tonalidades fuertes -rojos,
amarillos, verdes…- aparece como una exigencia del propio material elegido. El
contexto o lectura que encierran estas obras se basa en pequeñas partes de
objetos o animales de la zona pirenaica donde resido, fragmentadas casi a un
nivel microscópico. El proceso técnico es, por su desarrollo, atrayente y
sugestivo. Es característica de mi obra el proceso lento, de búsqueda y continuos
hallazgos, el contacto directo, la lucha física con aquella, al realizarla. El
procedimiento de decapaciones practicado exige que me “encierre” con las obras
en un recinto manteniendo un reto no convencional entre tinturas, lavados y
pigmentaciones. Creo que tal es la esencia de mi proceso pictórico actual.
Mural del Centro Cívico Delicia. Zaragoza
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Gran Enciclopedia Aragonesa
Encuentra Villamana, Miguel Ángel
(Aliaga, Teruel, 24-XII-1951). Pintor. Autodidacta.
Se traslada a Zaragoza y con posterioridad a Abiego (Huesca), para fijar su
residencia en Barbastro (Huesca). En 1980 organiza la Escuela Municipal de
Pintura «Villa de Tauste», donde imparte clases hasta 1986. Secretario de la
Asociación de Artistas Plásticos Goya-Aragón, 1981 a 1985; participa en 1982 en
el VI Simposium Internacional de Arte (Hecho, Huesca), y en 1986 colabora en la
segunda época de la revista Metrónom, de Barcelona.
Comienza a pintar en 1967,
interesándose por una obra expresionista aliada a lo figurativo. El negro
dominante, una vez eliminada la figura, se alía a un expresionismo gestual,
dado a conocer en 1975, que se recorta sobre un envolvente espacio. Agresividad
con el azar, lo irracional, como crítica social. Con posterioridad incorpora
una estructura geométrica superpuesta a lo expresivo, siempre manteniendo el
predominio de blancos, grises y negros, a los que incorpora sepias, rojizos y
verdes apagados. Y si dicha estructura la mantiene hasta 1985, el paisaje
urbano entendido como una abstracción -basta recordar las fachadas con
ventanas-, y las ricas texturas, tan palpitantes por su mundo interior,
configuran un mundo opresor. El contacto con la naturaleza, a partir de 1984,
motiva la irrupción de un fuerte colorido, que se une al expresionismo de las
texturas y a unas formas geométricas que adquieren una intensa vitalidad, como
de seres en meticulosa armonía conteniendo gestaciones insólitas. Evoluciona
hacia una obra con grandes esferas que se recortan sobre espacios más o menos
sugeridos, de tal manera que, salvo excepción, ambos elementos contienen
sugerencias expresionistas. La naturaleza cósmica, o quizá la visión
microscópica del vivir, perturban cualquier tranquilo y feliz paseo mental
rutinario.
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El León (símbolo del reino de León y de Zaragoza) de Rallo pintado por Encuentra.
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