EL HAMBRE DE LOS
MAESTROS
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La lucha en España por conseguir una educación universal y gratuita ha estado sembrada de muchas dificultades. Nos asombra, ahora, a muchos maestros, el desden con que se contempla este logro y la perdida de conciencia para valorar que sólo a traves de la educación se logrará la paz, la igualdad y el bienestar de todos los hombres. Hoy que celebramos el Día Escolar de la No Violencia y la Paz, debemos tenerlo muy presente. Es fundamentalmente, a través de la educación y la socialización como el individuo alcanza estadios superiores de dignidad humana.
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DISCURSO DE LAGASCA
La primera vez que en España se
plantea seriamente el tema de la enseñanza universal y gratuita es durante el
llamado Trienio Liberal (1820-23) y por boca de don Mariano Lagasca y Segura,
natural de Encinacorba (Z). Ya plantea don Mariano, con singular perspectiva
temporal, la necesidad de una dotación
económica para el maestro con el fin de evitar el absentismo, esto es, que tenga que
marcharse a buscar jornal abandonando la docencia. Así lo recoge la profesora
Tellería en un discurso pronunciado en Encinacorba con ocasión de la inhumación
de los restos mortales de don Mariano, dice así: [Su espíritu inquieto y
emprendedor le lleva a idear planes y reformas para la enseñanza. Así en un
discurso leído en la cátedra del Real Jardín Botánico, el 9 de abril de 1821,
expone sintéticamente su concepto de la enseñanza. Se ocupa de la enseñanza
primaria a la que califica como “la más general, la más necesaria y acaso la
más costosa vista su totalidad”; se ocupa de la secundaria, para la que planea
la creación de numerosos centros, y de la universitaria, que él llama tercera
enseñanza. Pide para todo ello el apoyo económico de los españoles pudientes,
de las sociedades, cabildos y comerciantes y, en un momento de su discurso, llega
a reivindicar mejoras salariales para los maestros cuando dice: “Hubiese sido de desear se hubiese
determinado desde luego, que la dotación menor de los maestros no bajase de
4.000 reales”. (Discurso de M. T.
Tellería, pronunciado el 21-X-1995 en Encinacorba con motivo de la inhumación
de los restos mortales de don Mariano Lagasca en su villa natal.)]
LEY MOYANO
El segundo momento de nuestra
historia educativa española tiene lugar con ocasión de la publicación de la Ley Moyano (1857) en la que se deja
recaer el costo de la enseñanza en los ayuntamientos. Esta circunstancia hace
que muchos ayuntamientos no puedan asumir el gasto y el maestro quede
desamparado y deba dejar el colegio para ir a buscarse el sustento en otra
actividad. Este periodo crea el mito del hambre del maestro, que todavía se
recuerda con renovada viveza entre las personas mayores: “Pasas más hambre que un maestro de escuela”. Y aunque la ley Moyano
tuvo larga vida (más de cien años) sus efectos económicos se plasmaron en la
Ley de Bases que reseñamos sucintamente a continuación en el aspecto que ahora
interesa: Ley de Bases de 17 de julio de
1857, autorizando al Gobierno para formar y promulgar una ley de
Instrucción Pública. Los establecimientos de Instrucción Pública se costearán… y
aquí señala la forma de hacerlo las escuelas elementales: “La obligación de costearla recae en los pueblos (ayuntamientos), por lo
que respecta a la primera enseñanza para los niños de ambos sexos.”
EL MONUMENTO AL CONDE
DE ROMANONES
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Don Álvaro de
Figueroa y Torres, conde de Romanones.
Real decreto de 26 de
octubre de 1901
Por este decreto, se
ampliaba la escolaridad obligatoria hasta los doce años y, también, el
repertorio de materias que se debían cursar en la primera enseñanza. Y, además,
pasa a asumirse por parte del Estado el pago de los haberes de los maestros.
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Es natural que los maestros vieran en este decreto su tabla de salvación y la posibilidad de dedicarse de forma continua a la enseñanza, como profesión y como vocación. A partir de esta fecha el cobro de las nominas quedaba asegurado aunque, también es verdad, que el sueldo era flaco. Todavía, pues, no se habían cumplido las expectativas de Mariano Lagasca (un sueldo digno para el maestro), que no se cumplirá de manera satisfactoria hasta los tiempos de Adolfo Suárez González.