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sábado, 30 de enero de 2016

Enero2016/Miscelánea. EL HUMOR EN MISCELÁNEA TUROLENSE (UNA COPLA MARRANA PRESENTADA FUERA DE PLAZO EN EL CONCURSO DE FORMICHE)

LOS FORMICHES
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Los aragoneses somos hoy, más dados al humor que a la guerra. No somos, por el contrario, propensos a reblar es decir, a retroceder o  doblegarnos y, por esa justa razón tenemos inmerecida fama de cabezones/cabezudos. Esta vehemencia con que el aragonés planifica sus acciones y juega fuerte en sus apuestas se plasma en la vida de don Ramón y Cajal,  segundo premio Nobel español (1906)… y no precisamente en literatura, sino en ciencias, algo que se le da bastante mal a los españoles (España ha sido un pueblo iletrado… pero, paradógicamente de letras). Siguiendo esa pasión por la lógica y confiados como estábamos los aragoneses en que, desde Roldán, siempre habíamos encorrido a los Gabachos. Al presentarse esta nueva ocasión  en que Napoleón quiere conquistar, nada más y nada menos que,  Zárágózá, surge uno de los grandes mitos de la historia contemporánea española y por supuesto aragonesa: LOS SITIOS DE ZARAGOZA frente al ataque francés (Agustina de Aragón, etc). 
Unos dicen, no sin razón, que los orígenes de la jota están perdidos en las espesas nieblas del valle del Ebro. Otros señalan que fue con ocasión de Los Sitios de Zaragoza y que la jota nació brava por ser canto de guerra y brega. Los cierto es que la Guerra de la Independencia atraviesa la columna vertebral de España durante el siglo XIX. Se pone de moda la jota y la comedia aragonesa/baturra. Los teatros de Madrid se llenan de escenas cómicas, en las que los maños, con parsimonia y calculada cadencia, van soltando mazadas, chistes y sentencias que dejan al público embelesado. Las revistas de variedades terminan con  la interpretación de los Sitios de Zaragoza como coronación del espectáculo e incluso hay un film en el que Plácido Domingo, de mocico, pone colofón al espectáculo cantando una jota.
En la actualidad, los de Formiche Alto hacen un concurso de jotas groseras, que es epílogo de una larga trayectoria de divertimento aragonés que dura ya más de doscientos años. ¿Qué, dónde para Formiche? se preguntarán algunas gentes del Pirineo que leen esta Miscelánea/Miszelania. La pregunta es escusada, pues hasta en el Japón lo saben. Cuentan con total certeza y aún más, algunos afirman que se dejarían cortar una mano sólo por dejar sentado y bien sentado, que el siguiente relato es cierto.
Sucedió, estando todavía Ituero de director de la sucursal número 4 de Teruel, que Ibercaja/Iberpaja organizó un viaje a Japón para visitar la Feria de Osaka. Se apuntaron, no sin ciertos reparos y algunas dudas, varios vecinos de Formiche Alto. Todo, porque el viaje y la estancia eran gratis… total que, uno de los formichinos, al poco de tocar tierra nipona, mareado por tan largo viaje y no comprendiendo nada de lo que se decía les planteó a sus paisanos que el no aguantaba allí y que se iba de vuelta a su Formiche. Total que, pito y bien mandado, tomó un taxi y llegó al aeropuerto. Se acercó a la ventanilla y le espetó a la señorita de los ojos rasgados que expendía los billetes de avión: -“Quiero un billete para Formiche.” A lo que la nipona le inquirió, sin  parpadear lo más mínimo: - Para el Alto o para el Bajo….
Otro día cualquiera, otro vecino de Formiche llamado Ambrosio, después de ver una película de James Bond y admirar como aponderaba este conocido actor su nombre. Me llamo, dijo el actor inglés inflándose como un globo: ¡Jame… James… Bond! Decidió que el no iba a ser menos y pidió que todos le llamaran, en ambos Formiches (que es lo mismo que decir en ambos mundos): ¡Am… Am… Brosio!
El caso es que Ambrosio, un día que fue al herrero del pueblo a que le luziara la reja del aladro y le herrase el par, le contó lo que le pasaba con su mujer. -¡Chico, hace una temporada que no hay manera! Un día dolor de cabeza. Otro día, que si tiene garrampas. Otro más, la malagana y el estómago revuelto… Mira, le dijo el herrero, ves a la medica a ver que le receta para eso. La medica le dijo que eso era la menopausia y que no  tenía remedio. Pero el herrero que era un bromista le sacó esta canta que luego presentó a las jotas gorrinas, eso sí, fuera de plazo:
Juerte dolor de tozuelo.
Garrampas paize tener.
Prenzipios de "malagana"
… dispidéte de joder.
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EL HUMOR MISCELÁNEO PARA
 EL LECTOR CONTEMPORÁNEO
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