¡LA MALDITA CORRUPCIÓN!
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El día 20 del noviembre de 1975
murió Franco. Para entonces el régimen ya estaba en franca descomposición. Uno
de los ejemplos más explícitos de aquel momento en que algunos veían su final
político y querían salir bien parados economicamente, mediante la corrupción, fue la
construcción de la Ciudad Escolar de Teruel. Tema que todavía está latente en
el edificio de las Escuelas Anejas y que muestra la magnitud del desastre. El día
uno de septiembre del año 1977 llegué de maestro a Orihuela del Tremedal, la
Constitución española no se aprobaría hasta finales 1978. A los pocos días de
estar en la escuela llegó un camión a descargar material escolar. Hablamos con
el chofer y le preguntamos que, quién había solicitado aquel material… Nos dijo
que no sabía y que tenían que repartir por toda España. Así que pensé, el señor
ministro se lo está montando bien, pues un pedido de esas dimensiones deberá
tener una comisión impresionante. Como estábamos en un momento de transición política
el asunto pasó desapercibido. Lo triste del caso es que en democracia y con la
educación traspasada a las comunidades autónomas ha vuelto a pasar lo mismo. Eso
sí, a nivel autonómico, pero si sumamos las diecisiete autonomías nos da el
mismo resultado.
¿Quién es capaz de acabar con la
corrupción? ¿Qué régimen político de la historia no la ha albergado? La
corrupción puede acotarse o limitarse pero no se puede acabar con ella. Para
que así sucediera habría que delimitar estrictamente los tres poderes del
Estado: Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Con leyes justas y un poder judicial
independiente podría detenerse la sangría del Ejecutivo, contando con que los
otros poderes fueran intachables. Pero resulta que, la nueva hornada de políticos
planea estrategias destinadas a seguir con la corrupción mediante engaños, cada
vez más bochornosos. Si un político te dice que con él se acabará la corrupción,
sencillamente, te está engañando (quítate tú, que me pongo yo). Acabar con la corrupción no es cuestión de voluntades (qué vaya usted a saber si hay voluntad, o no hay voluntad,) es cuestión (repito) de
justicia independiente y de leyes justas.
Actualmente se está
judicializando en Teruel el asunto del Jamón de Denominación de Origen. Un
asunto sobre el que muchos ciudadanos tenemos una opinión fundada. Se trata de
tres fraudes en uno: fraude de calidad
(se han importado jamones de Polonia y por ello dimitieron los productores turolenses), fraude en la concesión de subvenciones
(Arrufat ha tenido que dimitir de Delegado Territorial sin que medie todavía
sentencia judicial) y, finalmente, fraude
en la gestión económica de la Denominación de Origen (porque en Teruel todo
se sabe y todo se habla). Sólo la JUSTICIA puede poner coto al asunto, claro
que, si el FISCAL no colabora en el esclarecimiento de los hechos actuando positivamente
con la justicia, pues, tenemos lo de siempre.
¡Cuidado, que con el Jamón nos la
jugamos!
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