EL REY - LA CORONA - EL CORONAVIRUS
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Esta noche a las 21:00 horas todas (o
casi) las televisiones españolas retransmitirán una alocución del rey Felipe
VI de España a todos los españoles. Seguramente hablará del problema del Coronavirus y obviara el problema
interno de la monarquía española.
En lo tocante al Coronavirus se
entienden oportunas las palabras del rey y el necesario aliento que precisan oír
muchos españoles de la boca del Jefe del Estado. La crisis es profunda y la
salida será, lenta y traumática. Por esa razón las palabras del rey (que no
traerán novedad) son esperadas más que como solución, como bálsamo en horas de
tribulación.
El otro problema que preocupa al rey “prudente”
(así se llamaba a Felipe I de Aragón II de Castilla) trata sobre los asuntos
económicos en los que anduvo metido su predecesor. Asuntos prescritos de manera
legal, pero, dada la representación política que tiene en la actualidad el Estado español compromete la continuidad del hijo. No en vano hay un proceso
secesionista que hunde sus raíces en la crisis del Estado, como ya lo hiciera
en la Segunda República. Junto a ello, hay ya un puñado, cada vez mayor de
partidos que plantean, sin ambages, la llegada de la Tercera República
Española.
En estos momentos, la situación de
crisis es evidente, y doble. Por ello, es preciso deslindar una de otra. La crisis
del Coronavirus es un tema que debe resolver el Gobierno manejando
adecuadamente el sistema sanitario (17 sistemas) y, haciendo una política
sanitaria única, para todos los españoles.
La cuestión monárquica la debe
resolver personalmente el rey, con su recto proceder y la adecuada prudencia. Cosa
que no dudamos sabrá hacer Felipe VI en tiempo y forma. Pero, sobre todo, alejar
cuanto antes los fantasmas que dejó en el trastero su predecesor y padre, Juan Carlos I.
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