TERUEL
(Sexta parte)
Por José María Quadrado y Nieto (1819-1896)
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RECUERDOS Y BELLEZAS DE ESPAÑA (ARAGÓN)
La arquitectura, desalojada de los templos, se refugió a sus arábigas torres levantadas sobre arcos, y que por su pie abren paso a la calle con pintoresca osadía. También a Santa María le cupo su torre, pero rebajada y maltratadas sus labores, apenas da muestra de su primitiva hermosura. Como reinas coronadas descuellan con su cuadrada mole ceñida de almenas las torres del Salvador y San Martín; aquella mejor situada y conservada, aunque ya a principios del siglo XIII se construía a expensas de la comunidad de parroquias; ésta interesante por la atrevida reparación que debió en el siglo XVI al modesto autor de los arcos de Teruel y de la mina de Daroca (1). Ambas fundidas como en una misma turquesa presentan por único adorno de sus cuatro lados multitud de compartimentos, cornisas y frisos sobrepuestos, bordados con toda la pureza y exquisita prolijidad de las arábigas labores. Ojivos arcos forman en el cuerpo superior una especie de galería sustentando otros menores de forma también arábiga. Bien robó a los islamitas su secreto, si ya no fue islamita él mismo, el que así elevó la torre cristiana con esculturas vaciadas en los muros de la mezquita, el que erigió monumentos a las religión vencedora con arte propio despueblo vencido.
Por lo demás, monstruosos barroquismo ha invadido la nave y las capillas de la iglesia del Salvador, que en qi86 edificaba Alfonso II; y la de San Martín que se distingue sino por los elogios que Ponz concede a algunas de sus pinturas. San Andrés sustenta sobre el arco de su puerta una torre también cuadrilonga y almenada aunque desnuda de labores, y en sus modernas bóvedas reproduce por todas partes el blasón ilustre de Muñoz, de cuya estirpe fue vástago aquel prelado que yace allí bajo renovado sepulcro (2). Un retrato de Jaime I en San Miguel recuerda la institución de la cofradía de caballeros de Teruel en 1262 por el gran conquistador, y los retablillos góticos de la postrer época son las únicas antigüedades bajo las modernas naves de la parroquia no faltas de ligereza y elegancia. Renovadas, aunque no con tan buen éxito, aparecen así mismo Santiago y San Juan; San Esteban se hundió siglos hace, y su feligresía fue unida a la de San Pedro.
De la antigüedad de San Pedro da testimonio la ancha y algo aplastada nave gótica, desfigurada más bien que renovada en 1741 con churriguerescos adornos en capiteles, ventanas y capillas, y con colosales figuras en los intercolumnios. El retablo mayor es émulo o más bien gemelo del de la catedral, reducido a menores dimensiones y llenando los compartimentos con pasajes de la vida del santo apóstol: la misma mano de Joli trazó en él iguales si no más acabados primores, y tal vez se esmeró no menos en el pequeño retablo de San Cosme y San Damián, cuyos relieves son miniaturas en escultura. La torre de la parroquia perdió su gallardía, desde que rebajada en 1795 dejó adulterar su primer cuerpo y hacer de nuevo el segundo.
(1) Sobre la reparación de esta torre y sobre el buen maestro Pierres que la ejecutó, trae un libro de asientos de la parroquia de San Martín una extensa e interesante noticia que leerán con gusto los curiosos: “ En el año 1549 comenzamos a reparar el pie de la torre de la presente iglesia del Señor San Martín, la cual torre estaba en muy grande peligro de dar toda en tierra por cuanto estaba molido todo el pie, y para haverlo de remendar trajeron algunos maestros para tomar parecer de ellos, y entre todos los que vinieron el último fue el maestre Pierris de nación francés el cual estava en Mora labrando la iglesia, y entre todos los pareceres que los maestros havian dado para el reparo de dicha torre el que mas cuadrava a todos, clérigos y parroquianos, fue el del maestro Pierris, y asi determinaron todos de dársela a él. Decir el orden que tuvo para haberla de obrar seria cosa prolija; empero para que tengan alguna noticia los venideros, el orden que tuvo fue, que primero la apuntaló con mucha madera hasta unos señales que después los cerraron, donde empentaban las puntas de las vigas, y al lado abrió un grande cimiento y lo obró de cal y canto hasta la cara de la tierra, y así estuvo un año apuntalada y con el dicho cimiento para que la obra hiciese su asiento; y en el año 1551 comenzó de ir cortando de la torre, y así como iva cortando del pie iva cortando de la torre, y así como iva cortando del pie iva reparando y obrando, y así poco a poco fue cortando todo el pie de la torre y lo dejó como ahora está. Fue una de las notables obras que por esta tierra se han hecho, tanto que al punto que la hacía y estava apuntalada, no havia hombre que pasase estrangero que no la viniese a ver, y aun ahora los que saben de cómo está obrada todos huelgan de verla. Acabose la obra en el año 1551, como lo pueden ver debajo el arcada de la misma torre, donde está el año y unas letras en una piedra abreviadas que dicen año 1551 se remedió (y siguen los testigos eclesiásticos que entonces havia). Y para el obrar de la torre mercamos unas casas que antes havia que estavan junto a la torre, las cuales eran del monasterio de la SSma. Trinidad, y se hizo plaza como está ahora, y tenemos un acto en el archivo que los frailes del monasterio de la SSma. Trinidad no puedan obrar ni cargar sobre la torre cosa ninguna en ningún tiempo, mas de arrimar pared para que puedan tener el monasterio cerrado: este concierto está entre nosotros y el ministro, como consta por el dicho acto que tenemos. En después como la ciudad viola obra y el reparo de la torre estar tan bien hecho, conociendo la havilidad del maestro, determinaron de traer la fuente: y así el mismo maestro que adovó la torre trajo la fuente y la puso en la plaza y en las otras partes de la ciudad, y el dia que llegó la fuente en la plaza salió todo el Capítulo con los regidores y ciudadanos en procesión desde Santa María y fueron a San Pedro a Nuestra Señora de Gracia, y allí estuvieron aguardando hasta que llegó a la plaza, y en llegando que llegó salieron de San Pedro y volvimos a la plaza dando gracias a Dios por haverse cumplido en nuestros días una cosa tan señalada como esta de la fuente. Este mismo maestro hizo los arcos de la rambla por donde pasa el agua a la ciudad; llegó el agua a la plaza el año de 1558. Los de Daroca, como tubieron noticias de la havilidad de dicho maestre Pierris y al ver lo que en Teruel havia hecho, enviaron por él para que les diese orden de la rambla que les entraba por la ciudad como podrian desviarla, y así el mismo maestre Pierris tomó a su cargo el remedio para que no entrase el agua dentro de la ciudad de Daroca, y así dio orden para ahcer la mina por donde ahora va todo el agua que viene la rambla abajo, que es una de las señaladas obras que hay en aquella tierra, y con este remedio se libró aquella ciudad de todo el peligro que antes tenía. El jornal que el maestre Pierris ganava cada dia que trabajaba en la obra de la torre eran diez sueldos, y era poco según su havilidad y la obra mucha que hacia. También hizo la fuente de Celadas y otras muchas que por no ser prolijo las dejo. En estrenas después de hecha la torre le dimos unvestido negro del mejor paño que hallamos. Pareciome poner estas cosas en memoria, porque fueron causa que se hiciese el adovo del pie de la torre de San Martín .Acabó el dicho maestre Pierris sus días en el año 1567. Están él y su muger enterrados en Albarracín, porque estava hallí haciendo cierta obra. Costó la obra de la torre siete mil setenta sueldos y siete dineros, como consta en el libro de la cuenta”.
(2) Fue este prelado don Antonio Sánchez Muñoz, obispo de Albarracín y Segorbe, que asistió al concilio Lugdunense en 1274, y murió en Teruel su patria el 1º de septiembre de 1318. Dos cuarteles dorados y dos con cruces sobre campo rojo forman el blasón de los Muñoces, por cima de cuyo escudo asoma un guerrero hasta medio cuerpo con armadura completa, blandiendo con una mano la espada, y tremolando con otra una bandera.
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